La Tienda Olivetti de Badalona es uno de los locales que Federico Correa y Alfonso Milá reformaron y rediseñaron para la icónica firma de máquinas de escribir. Inaugurada en 1969, forma parte de un proceso de perfeccionamiento para encontrar el modelo estándar óptimo que se adaptara al encargo del diseño de un total de veintinueve tiendas, proyectadas por los propios arquitectos, en todo el estado español. Así, como parte de un proceso, encontramos soluciones que posteriormente fueron descartadas y otras que se convirtieron en sistema o ya lo eran. Todas ellas comparten el principal objetivo de hacer del producto el protagonista absoluto del espacio de expositivo.
Una de estas estrategias sistemáticas la encontramos en el escaparate y se trata de la altura del vidrio, limitada a 1,65 metros. Esta, según los arquitectos, es ideal para establecer el objeto expuesto en el campo de visión del cliente sin que quede distraído por una excesiva dimensión del vidrio que contradiría las reducidas dimensiones de las máquinas de escribir. En el espacio expositivo interior, el modus operandi es el mismo.
Los elementos que permiten elevar y exponer las máquinas son monolíticos y parecen una continuación del pavimento o paredes. Pueden observarse tres estrategias para la exposición. La primera consiste en unos pedestales macizos de 40x40x40 centímetros utilizados solo por la zona del escaparate para resaltar más el elemento expuesto, solución que fue descartada para las siguientes tiendas debido a la poca flexibilidad que presentaba para posibles cambios programáticos. La segunda, mantenida en todas las tiendas, es el pedestal corrido; y la tercera, empleada para productos más especiales, entra en el muro del local, creando una especie de nicho abierto.
Estos elementos expositores -másicos, lisos, rectangulares- crean el efecto de que, en realidad, el expositor es el mismo edificio, y el único elemento externo destacado son las máquinas de escribir Olivetti. De esta forma, incluso las lámparas, de forma tubular rectangular, una por cada máquina en exposición, parecen extruidas directamente del techo, y el blanco que impregna todas las superficies acaba de conseguir ese efecto innovador que se desmarca de las tendencias del momento, al menos en el ámbito nacional.