Casa catalogada en la esquina de dos calles estrechas en el interior del recinto romano de Barcelona. Es probable que fuera la cuarta parte de una vivienda mayor del antiguo barrio judío. Las fachadas que dan a las calles habían sido restauradas en los años sesenta y no podían ser modificadas.
Sus cuatro plantas sobre el nivel de la calle han sido remodeladas, reutilizadas y añadidas desde el siglo XIV al XIX, y han soportado algún terremoto. La idea básica de la renovación es recuperar la presencia de parte del patio original, con la demolición de forjados añadidos que lo ocultaban y consolidar su estructura interior. Un ascensor junto a una escalera sirve de una nueva organización funcional.
Las nuevas divisiones de los interiores se sitúan en diagonal respecto a los muros de piedra, como si de muebles se trataran. Las ventanas góticas han quedado separadas del interior y exhibidas como objetos dentro de una vitrina gigante a la vez que las dependencias a las que iluminan se distancian del edificio de enfrente situado a dos metros.
Una escalera de acero que une la planta baja con la primera trata de recordar las escalinatas de palacios medievales y rescata una imaginaria presencia de la escalera original de la casa. Al estar separada de las paredes la escalera parece flotar en el patio, aunque está atada con barras de acero en el pavimento y en los muros verticales.
Sobre una esquina de la cubierta se eleva el estudio de planta triangular, de la misma familia que las construcciones de los demás tejados vecinos y desde el que se ven los campanarios góticos del barrio.