El edificio de la fábrica era una extraña construcción de estilo francés, construida con bóveda catalana y estructura de acero. El techo era una extraordinaria estructura de madera que trepaba por encima del bloque macizo.
En la planta baja tuvimos que construir una piscina. En el interior del pasillo existente instalamos los vestuarios, las duchas y la pequeña piscina, intentando mantener la continuidad espacial del techo.
Se construyó un nuevo pasillo para la piscina principal, que no era compatible con el orden y dimensiones del sistema estructural existente. La sala de las piscinas está pensada como la estricta recurrencia de la estructura de hormigón revestida enfáticamente con muros de cierre: distintas pieles sobre una estructura ósea regular.
El segundo y tercer piso contienen instalaciones vecinales, además de una sala de conferencias y un pequeño teatro. Allí trabajamos para poner en valor las características espaciales del antiguo edificio con una construcción ligera, irónicamente nada tectónica, y con el uso de colores para personalizar cada piso y enfatizar el aspecto festivo provisional.