Construido a finales de la década de los 50, en el mismo emplazamiento en el que se encontraba el antiguo cine Liceo (1914-1956). El edificio se proyectó en una parcela bastante irregular, consecuencia de la evolución urbana del sitio. Por este motivo, el arquitecto optó por una disposición basada en colocar la sala de proyecciones a toda la altura envuelta por un volumen en forma de "L", donde se alojaban el resto de los elementos del programa, tales como un bar, salas de reuniones, oficinas, una zona de servicios, distintos almacenes y las comunicaciones verticales.
Esta disposición resolvía todos los requerimientos de una forma óptima y elegante. Desde encajar una magnífica sala de proyecciones, de más de 1500 butacas repartidas entre platea y piso; pasando por permitir y compatibilizar los diferentes accesos y circulaciones dentro del edificio, evitando el conflicto entre el bar, centro social y el cine; hasta conseguir generar una perfecta almohada acústica entre la sala de proyecciones y la ruidosa calle de Sants.
Como no podía ser de otra forma, resultó un edificio complejo con una planta orgánica fruto de las diversas interrelaciones del programa. Donde destacaba una barra de 32m de longitud, que se podía segregar con varios paneles móviles a fin de poder servir en el bar y en el cine a la vez.
Desgraciadamente, y ya desde hace unos años, del proyecto original poco queda; más allá de la fachada de composición abstracta propia del lenguaje moderno, y de la barra descabezada y modificada. La sala de proyecciones se conserva, aunque en desuso y bastante maltratada, sin sillones y con modificaciones sustanciales. Actualmente, el edificio lo ocupan una escuela de baile, un gimnasio y una tienda de electrodomésticos.
Este edificio se encuentra situado en un solar en esquina y el programa se divide en dos partes: una sala de cine y un centro de actividades sociales para el barrio. Moragas decidió colocar la sala de cine en la parte interior del solar y encajar el centro social en el perímetro de las dos fachadas, ocupando una amplia franja en L que actúa como barrera acústica para la sala de cine.
El acceso al edificio se realiza a través de un vestíbulo de grandes dimensiones que está equipado con una barra de bar ondulada de 32 metros de longitud, una de las más largas de Barcelona. El resto de la planta baja y el altillo están ocupados por mesas de bar y una sala de billares. En sección, se observan otras dos plantas situadas por encima del vestíbulo y por debajo del plano inclinado del anfiteatro que están destinadas a las actividades sociales del barrio. La primera se utiliza como sala de reuniones y la segunda contiene las oficinas de varias entidades deportivas. Por otro lado, la enorme vidriera de la fachada principal ofrece una percepción cinematográfica de la actividad del edificio desde el exterior. El color, los materiales, los pequeños saledizos y las zonas opacas ayudan a concebir una composición abstracta de la fachada.