El proyecto surge de la voluntad de presentar la nueva colección de la marca de moda LR3, fundiendo la realidad virtual y digital con la física. El planteamiento consiste en crear un espacio efímero situado en el interior del pabellón de Nuestra Señora del Carme, en el recinto modernista de Sant Pau, obra del arquitecto Domènech i Montaner. La llegada al pabellón se realiza desde la parte norte del antiguo hospital y unos avatares desnudos y pixelados sirven como reclamo para la experiencia.
La propuesta de arquitectura efímera pone de manifiesto el contraste entre el empaque de la construcción pesada y ornamental del patrimonio histórico frente a la ligereza del ambiente tecnológico que se crea en su interior. Para ello, se ha dispuesto una estructura ligera autoportante que respeta la envolvente original, sin entrar en contacto con ella y generando un espacio intersticial que evidencia la separación de los dos mundos constructivos, solucionando a su vez el paso de las instalaciones. Esta estructura autónoma configura tres ambientes diferenciados y se ha revestido interiormente con lonas de tela blanca tensadas con un sistema de lienzos modulares.
La entrada al pabellón se produce por una pequeña puerta enmarcada en la carpintería original de madera desgastada del edificio. Se ha propuesto una cortina de color naranja brillante para potenciar el contraste con la ornamentación delicada de motivos florales de Sant Pau y transmitir la idea de acceso al mundo onírico que propone la marca. Una vez en el interior del pabellón, accedemos a la primera habitación, un espacio de líneas limpias bañado por una iluminación cenital que tiñe las lonas blancas del color más representativo de LR3. En este primer espacio tiene lugar la experiencia virtual, en la que el espectador se sumerge en el universo de la marca y conoce, a través de los avatares, su nueva colección.
La segunda habitación está formada por un perímetro de pantallas led que forman una envolvente en la que se proyectan los avatares de la experiencia anterior, vestidos con la nueva colección y paseando sobre un fondo neutro completamente blanco. En este espacio el usuario se funde como si fuera un avatar más, paseando por la alfombra naranja. Esta alfombra sustituye la función de la pasarela a lo largo de todo el recorrido lineal de la instalación, atravesando los tres ambientes.
En la tercera habitación encontramos finalmente la colección tangible y física, presentada en maniquís de diferentes tamaños y tallaje, suspendida desde el techo con hilos invisibles. Los maniquís parecen así flotar en el espacio, recuperando la experiencia virtual vista en la primera sala.
Para conseguir la integración de la experiencia virtual, la digital y la física a través de los tres espacios, se ha creado una atmósfera densa, incorporando diferentes estímulos sensoriales. Se ha utilizado una máquina de partículas para generar el espesor de la niebla y se han añadido esencias naturales que evocan a un ambiente eclesiástico. Acústicamente, el espacio se ha cubierto con sonidos binaurales, que a diferencia de los sonidos estéreos, producen una sensación sonora más envolvente. Estos factores estimulaban los diferentes sentidos y creaban una atmósfera háptica, transmitiendo las sensaciones de viscosidad y textura captadas por la vista.
Esta propuesta de presentación de la nueva colección de LR3 sustituye el clásico desfile tradicional por una experiencia inmersiva, en la que el espectador es también protagonista. Y que así, por la pasarela de este pabellón, desfilen todo tipo de cuerpos, tallas, identidades o estéticas.