El modernismo cosmopolita de Enric Sagnier -inspirado, como mucha de la arquitectura coetánea, en el rococó francés- obtiene sus mejores resultados cuando se olvida de modelos concretos y busca la lógica de las formas libres. En las fachadas, la curva de sus adornos se apodera del conjunto de la composición y, en este caso, llega incluso a configurar un elemento estructural como la tribuna central. El trabajo escultórico de la planta baja fusiona la decoración vegetal y el perfilado arquitectónico de las aberturas con un tratamiento más rudo de la piedra, sencillamente desbastada en el basamento de la fachada. La base convexa de las ventanas del entresuelo constituye un feliz hallazgo que Sagnier utilizará en otras obras de la primera década del siglo.
El vestíbulo templa un poco ese carácter, aunque no falta el trabajo ornamental (en la barandilla de hierro, los detalles escultóricos o el esgrafiado de la pared) que a menudo se daba en estos espacios semipúblicos.
Originalmente el edificio carecía de los actuales pisos añadidos. La tribuna constaba de cuatro niveles que culminaban en un cupulino, a ambos lados del que corría un remate de florones. El quinto piso bajo alero y el último apartamento son una muestra de la densificación de la ciudad, aunque hay que agradecer que respetaran el carácter general en las formas de las aperturas y en la decoración.
La casa Fargas es un buen ejemplo de casa de pisos burguesa del Modernismo tardío en el Eixample de Barcelona y, al mismo tiempo, de la obra temprana de Enric Sagnier, arquitecto de trayectoria muy dilatada.
Las casas de pisos del Eixample se estratifican en altura desde el principal (sobre la planta baja), la vivienda del propietario, con pisos que se van reduciendo en renta y superficie para familias con ingresos más bajos. La casa Fargas, de tres crujías de ancho (tres ventanas por planta en la calle), presenta una particularidad: de la planta baja a la cuarta (la casa tiene cinco alturas sobre un semisótano levantado casi una planta respecto a la calle), los pisos tienen exactamente la misma fachada. El principal está marcado sólo por la unión de los balcones laterales con la tribuna central. En el resto de plantas, los balcones se individualizan y reciben barandillas de forja trabajada.
La tribuna, en el centro de la casa, presenta dos características curiosas: la principal es que queda formada por la fachada de la casa, plegada sobre sí misma y agujereada por una única ventana abombada, de perímetro irregular, orgánico, con unas carpinterías de diseño vertical muy elegante. La segunda característica es que queda desalineada respecto a la puerta de acceso, situada contra el lado derecho de la fachada, casi en la medianera, para dejar espacio para el desarrollo de la planta baja y el semisótano.
El coronamiento es singular, a base de un alero proyectado sobre los dos laterales de la fachada.
La ornamentación, tratada con sutilidad y maestría, consiste en pequeños toques de decoración sobre las ventanas, en la puerta de entrada y en la tribuna.
La fachada ha sido recientemente restaurada y presenta un buen nivel de conservación. El interior es privado y no es visitable.