Los planos del proyecto están firmados por Antoni Maria Gallissà, no por un problema de incompatibilidad, ya que en 1896 Puig i Cadafalch ya no era arquitecto municipal, sino debido a las pésimas relaciones del arquitecto con el Ayuntamiento de Mataró. La casa combina con gran habilidad una extensa gama de géneros ornamentales, como escultura, vidrio, esgrafiados y cerámica. La piedra no sólo es utilizada para enmarcar las aperturas, sino que sirve para incorporar las tallas del escultor Arnau, que esculpió dos figuras relevantes: la primera se encuentra en el tímpano de la puerta y representa a una chica que lleva un huso, un emblema textil que alude a la industria del propietario; la segunda figura se encuentra al pie de uno de los arcos y es el habitual san Jorge. El resto de la fachada queda cubierta con esgrafiados; destaca la tribuna, de reminiscencias nórdicas. El coronamiento escalonado anuncia el perfil de la barcelonesa casa Amatller.
Esta obra fue en realidad una reforma de fachada ya que el edificio debía ser sencillo como los que le rodeaban en la calle de Argentona. Se le hizo, pues, un tejado inclinado, una tribuna, unos ventanales y una portalada de piedra con detalles ornamentales trabajados de reminiscencias góticas y elementos esculpidos por Eusebi Arnau.
Por lo que respecta al interior cabe mencionar la lujosa sala de visitas donde destacan el artesonado del techo y las vidrieras con reja, así como el despacho de Joaquim Coll i Regàs con una chimenea donde están esgrafiadas sus iniciales
En la vertiente interior del edificio estaba el jardín donde daban otras dependencias de la casa como la cocina y el comedor, donde también hay que mencionar la decoración de los artesonados.
El piso superior se ordena simétricamente en la primera planta en torno al patio de luz, pero el tratamiento de la decoración de esta parte de la casa es, en líneas generales mucho más pobre.
En lo alto encontramos una enorme buhardilla, desde la que se puede acceder a la torre por unas escaleras, aunque parece que originariamente se podía subir al estrecho mirador sin tener que pasar por el desván.
A lo largo y ancho de la casa hay un sótano ya que la casa está a una altura de un metro por encima de la calle, de modo que el sótano queda a la misma altura que el jardín, pero se puede también acceder a ella a través de unas escaleras que hay debajo de las que suben a la casa.
DESCRIPCIÓN
La casa Coll i Regàs se asienta en un solar del ensanche de poniente de la ciudad de Mataró, configurado a partir del recinto amurallado del siglo XVI, definido y organizado finalmente según el plan del ingeniero Melcior de Palau y del arquitecto Emili Cabanyes durante el último cuarto del siglo XIX.
Presenta, desde su origen, una voluntad de singularidad no seguida por ninguna otra intervención coetánea ni posterior.
Se trata de un edificio modernista construido en 1897. Ocupa una parcela de doble cuerpo entre medianeras. Su fachada mide 11 m y su profundidad estricta es de 25 m, a los que hay que añadir una galería trasera y la azotea sobre el sótano con el cuerpo lateral de la cocina en una profundidad complementaria de 7,50 m.
Consta de planta sótano, planta baja ligeramente levantada con respecto a la rasante de la calle para poder ventilar el sótano, planta piso y planta buhardilla bajo las fotos pendientes de las cubiertas. Hay, además, una pequeña torre.
Por suerte, la casa Coll i Regàs ha llegado hasta nuestros días con la mayor parte de los tratamientos superficiales y la decoración. Se puede apreciar el sentido espacial original de su arquitectura que no depende sólo de los volúmenes y la composición sino también de los materiales, policromías y texturas de los paramentos. En la casa Coll i Regàs concurren gran variedad de oficios: la escultura en piedra, el hierro forjado, los estucos y esgrafiados, los mosaicos, la cerámica, la carpintería, la vidriería, la metalistería, el mobiliario, combinando productos industriales del mercado con otros de diseño propio que personalizan las fachadas, paramentos interiores y el espacio.
En la fachada principal se puede observar el trabajo escultórico realizad por Eusebi Arnau, a la vez que también está presente en algunos elementos interiores. La tribuna, de tradición gótica con columnas de tipo helicoidal, los ventanales profusamente enmarcados y la terminación escalonada de la cerámica de tonos vivos remarca exteriormente una distinción que no se desdice del interior.
Pese a ser una de las primeras obras de Josep Puig i Cadafalch, ya incorpora todo el abanico de constantes arquitectónicas y artísticas que posteriormente utilizó este arquitecto en su notable trayectoria.
En 1897 se inician las obras en la casa de Joaquim Coll i Regàs, que había heredado de su tío una fábrica de géneros de punto, negocio familiar. Apenas cinco años antes de emprenderse la obra, la fábrica había experimentado una considerable pujanza gracias a las exportaciones hacia Cuba y Puerto Rico favorecidas por el arancel proteccionista.
El proyecto fue firmado por Antoni Maria Gallissà, aunque entonces Puig i Cadafalch, verdadero autor, ya no era el arquitecto municipal de Mataró y, por tanto, no incurría en incompatibilidad.
MEMORIA HISTÓRICA
Nadie duda de que se trata de un edificio proyectado y dirigido por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch por encargo del industrial Joaquim Coll i Regàs, aunque en el proyecto original, presentado en el ayuntamiento en 1897, no figura su firma, sino la del también arquitecto Antoni Maria Gallissà. El edificio, por otro lado, es también conocido como Casa Fontdevila, propietario posterior, debido a la muerte prematura de Joaquim Coll. Diseñada y construida como vivienda unifamiliar, actualmente es propiedad de la fundación Caixa Laietana, que la mantiene para usos asistenciales (sótano), representativos y culturales. La restauración de 1987, propiciada por la citada Caja, ha sido muy fiel y respetuosa con el original. Por último, cabe destacar las grandes similitudes entre este edificio y la casa Ametller -Paseo de Gracia, Barcelona- realizada dos años más tarde, en 1900.