El nuevo cementerio municipal de la Llagosta se ha proyectado como un equipamiento público en el marco general del futuro parque fluvial del río Besós.
El proyecto da al cementerio una capacidad de 401 nichos y 110 columbarios, a la que se llegaría una vez construidas las dos fases previstas.
Debido a la proximidad del nivel freático se ha descartado la construcción de tumbas y panteones enterrados.
En la primera fase -que ocupa una superficie de 1.174 m2- se han construido 201 nichos y 56 columbarios, una capilla ecuménica, una sala de autopsias, servicios anexos y aparcamientos, y también se han fijado las pautas de su futuro crecimiento.
El recinto se organiza a partir de una serie de pequeños patios de nichos, que se disponen a lo largo de dos principales ejes. Esta serie de patios podríamos decir que dibujan una alfombra. La capilla, la morgue, etc. quedan intercalados en la sucesión de patios y cuentan con su propio ambiente recogido.
Esta organización del espacio proporciona al recinto una escala humana, lejos de cualquier retórica monumental, y permite la fragmentación del conjunto en pequeños ambientes, definidos por los muros y la vegetación, detrás de los cuales los nichos quedan recogidos en espacios íntimos y diferenciados.
De entre este dibujo de muros y patios, sólo sobresale el volumen geométrico de la cubierta de la capilla, que fija una clara referencia en un entorno muy desdibujado.
El recinto se ha completado con la plantación de pinos y vid virgen, en los patios de nichos; mimosas y laureles en los patios de la capilla; cipreses en el camino de acceso; y, en torno al recinto, se ha delimitado un espacio mediante la plantación de largas hileras de chopos lombardos.
El cementerio municipal de La Llagosta se proyectó como un equipamiento público en el marco general del futuro parque fluvial del río Besós. El proyecto da al cementerio una capacidad de 401 nichos y 110 columbarios. El proyecto se dividió en dos fases.
El recinto se organiza a partir de una serie de pequeños patios de nichos, que se disponen a lo largo de dos principales ejes. Esta serie de patios dibujan una alfombra. La capilla y la morgue quedan intercaladas en la sucesión de patios y cuentan con su propio ambiente recogido. Esta organización del espacio proporciona al recinto una escalera humana, lejos de cualquier retórica monumental, y permite la fragmentación del conjunto en pequeños ambientes, definidos por los muros y la vegetación, detrás de los cuales los nichos quedan recogidos en espacios íntimos y diferenciados. De entre este dibujo de muros y patios, sólo sobresale el volumen geométrico de la cubierta de la capilla, que fija una clara referencia en un entorno muy desdibujado.
Por lo que respecta a los materiales empleados y acabados se ha utilizado principalmente el hormigón y la madera. Los nichos son prefabricados de hormigón mientras que muros y vallas son de hormigón visto encofrado con tablones verticales de madera. Los ejes de crecimiento están cerrados provisionalmente con muros de obra enlucidos, agrietados y pintados. En cuanto a acabados de tierra, los caminos exteriores se han pavimentado con hormigón in situ, acabado raspado, y en el interior de la capilla, este mismo pavimento es rebajado y pulido. En los patios, se han extendido gravas de río. Las carpinterías son construidas a partir de los mismos tablones del encofrado, teñidos y barnizados.
El recinto se ha completado con la plantación de pinos y viña virgen, en los patios de nichos; mimosas y laureles en los patios de la capilla; cipreses en el camino de acceso; y, alrededor del recinto, se ha delimitado un espacio mediante la plantación de largas hileras de chopos lombardos.
La parte construida corresponde a la primera fase de un proyecto más amplio, que contempla una cabida para 400 nichos y 110 columbarios. La configuración del proyecto responde a la actuación por fases. La fase construida consiste en un recinto rectangular cerrado, sólo accesible a través de una puerta corredera de madera. Justo en la entrada hay un patio que da acceso a la capilla y a dos viales que dividen el recinto en tres franjas desiguales. Los nichos se disponen en estas franjas en posiciones variadas y siempre vinculadas a un pequeño patio. El cementerio rehúye las vistas y la monumentalidad y enfatiza el recogimiento y la escala humana, así como la identidad de cada uno de los rincones creados. Los espacios exteriores quedan sombreados por la vegetación y algunas losas horizontales que cubren los pasos, creando un sistema de pequeños recintos que sólo sirven tres hileras de nichos.