El edificio, construido en el casco antiguo de Barcelona, refleja la voluntad de adaptación al entorno sin mimetismos, respetando volumetría, una distribución uniforme de llenos y huecos y el uso de materiales de fachada sostenibles y con un buen envejecimiento. Se considera importante la reutilización de elementos de los antiguos edificios derribados que se determinaron más valiosos, como los arcos neogóticos de piedra de Montjuïc situados en la planta baja.
La estructura es de hormigón armado, vista en la mayor parte del edificio. Las paredes tienen como acabado exterior piezas de piedra de Begur con despiece irregular y junta llena. Un grosor considerable de fachada da una fuerte inercia térmica al edificio, así como mejor aislamiento acústico.
Dispone de 48 viviendas de dos habitaciones, un equipamiento del barrio en plantas bajas y piso con terraza en SO y aparcamiento en sótano.
Situado en esquina, en las calles Nou de La Rambla, y de l’Est. El acceso a la zona de viviendas se realiza por la calle de l’Est, por un porche de gran altura que rodea la fachada sur, colabora a dar más espacio a esta parte de la calle y conecta con la zona verde prevista por el PERI, dejando el acceso de la calle Nou de la Rambla para los equipamientos públicos.
La distribución en planta se realiza con un solo núcleo de accesos a la zona central que sirve a doce viviendas por planta, y en cada uno de los extremos del pasillo en L, una zona singular ilumina la escalera de emergencia y un espacio común orientado a sur. Esta solución minimiza los costes de construcción, mantenimiento, limpieza y control.
El equipamiento de barrio se abre de manera limitada al espacio exterior a la espera de su renovación, y se abre a una gran terraza a suroeste en la planta superior. La cubierta del edificio se aprovecha como lugar de esparcimiento para los vecinos.