Los muros ciegos de las medianeras enmarcan el gran patio abierto - con la escalera, el ascensor, las galerías y los puentes de acceso a las viviendas - y se ven con mayor dignidad a pesar de su absurda presencia por el cambio brusco de alturas en una misma isla que permiten las obligadas normas urbanísticas.
La densidad del programa, la complejidad de la normativa urbanística y el carácter suburbial del entorno, tupido y sobrecargado, llevan a los arquitectos a realizar un volumen unitario, contundente, contrastado con su entorno.
La cubierta inclinada, con dos pendientes distintas, posibilita la existencia de viviendas bajo-cubierta a partir de perforaciones-terrazas; esta doble inclinación da un carácter de singularidad a la fachada interior de manzana, prácticamente ciega, con una extensión del volumen a menor altura, debido a la normativa urbanística, pero dando una idea de asentamiento amable del gran volumen hacia el edificación contigua. El uso formal de la medianera ciega como elemento expresivo del edificio lo volveremos a ver en obras posteriores de Martínez Lapeña y Torres, como en el caso de las Viviendas en Canovelles (REF).
Las fachadas a las calles están perforadas únicamente por el módulo cuadrado de las persianas enrasadas en el plano exterior de la pared, lo que disimula la existencia de diferentes tipos de estancias detrás de la cuadrícula exterior, ya sean terrazas o lavaderos como cocinas o dormitorios. Las fachadas se proyectaron, pues, como superficies cerradas en sí mismas que no admiten las intervenciones espontáneas de los usuarios a lo largo del tiempo. El racionalismo en el diseño y los recursos utilizados contrasta con toda esa arquitectura existente en la ejecución del edificio.
Todo lo contrario sucede con los espacios generados en el interior del edificio. Al entrar por el único acceso, uno se encuentra con todo un mundo diferente donde lo expresivo son los propios elementos arquitectónicos: las escaleras, el volumen del ascensor, los pilares, las pasarelas-puente y jardineras. Elementos que se incorporan al lenguaje y composición del edificio, proponiendo al usuario una comprensión elemental de la complejidad de los espacios, del “paisaje arquitectónico” generado.
