Ubicado en el distrito de Ciutat Vella, el rascacielos Urquinaona es un edificio mixto de viviendas y oficinas. Fue proyectado con anterioridad a 1936, en el ámbito funcionalista. Obra de Luis Gutiérrez Soto, el arquitecto madrileño reflejó a la perfección la crisis moral que había supuesto la Guerra Civil Española.
Situado entre las calles Trafalgar y Jonqueres hace esquina en la plaza Urquinaona. Consta de planta baja de doble altura que integra un entresuelo y trece plantas. Situado en una parcela triangular el edificio entre medianeras está formado por un gran volumen en torno a un patio central. Esta disposición permite ventilar todas las dependencias de servicio y coloca los núcleos de comunicación vertical en cada uno de los vértices.
Su fachada principal da a los dos viales públicos y resuelve la esquina redondeando el chaflán. Esta fachada se divide en volúmenes más pequeños que sobresalen respecto al plano de fachada e integran unos balcones corridos.
La planta del principal aparece volada respecto a la línea de fachada y se extiende como una tribuna corrida en todo el perímetro. Esta tribuna marca un componente horizontal que contrasta con la verticalidad de los tres cuerpos de balcones. También le aporta un marcado carácter de modernidad al tener todas las aperturas de vidrio continuas sin ningún cierre opaco, dejando entrever toda la planta libre de paredes de carga. Por otra parte, la altura del entresuelo hace que esta planta junto con las grandes vidrieras haga también de planta noble junto con la principal.
El plano de fachada es una estricta retícula de ventanas cuadradas repartidas a un ritmo constante, sin decoración. El coronamiento y la cubierta del edificio se resuelven creando un juego de volúmenes en el que participan las tres últimas plantas. Se trata de una solución influenciada por los diseños que ya había ensayado Le Corbusier en bloques de viviendas. También se denota la influencia de la estética de los barcos de la época.
Decorativamente, cabe mencionar que en los portales y vestíbulos de planta baja existe una decoración muy austera de gusto noucentista/academicista. Donde más claramente destaca esta corriente es en la decoración de las puertas metálicas vidriadas de los vestíbulos de acceso.
Se trata de un interesante ejemplo de arquitectura contemporánea de los años treinta que refleja la convivencia de un período dominado por el academicismo con las nuevas tendencias racionalistas.
Cabe destacar la coherencia formal de este edificio que sabe resolver la magnitud de su volumen y su integración urbana. También encuentra unas soluciones muy eficaces para dotar a las primeras plantas de una capacidad comercial pionera en su época.
Fue el primer rascacielos construido en el Eixample de Barcelona. Recibió popularmente el nombre de Rascacielos de la plaza Urquinaona porque fue la primera construcción que sobresalía de las alturas propias del Eixample.