El proyecto responde a un programa para un pequeño hotel situado frente a la estación de Francia. La solución otorga tratamientos diferentes a la parte del edificio que da a las calles estrechas y en la parte orientada a la avenida. El resultado es la suma de dos cuerpos totalmente distintos. El cuerpo que da a la avenida es más ancho, el cierre es vidriado y los pilares y jácenas quedan a la vista. El cuerpo trasero es una estructura a modo de muro que alberga habitaciones individuales. La escalera concentra todo el dinamismo vertical por medio de una barandilla continua que sube en espiral hasta la última planta.
Moragas fue uno de los fundadores del Grupo R (1951-1961) y posteriormente fue decano del Colegi d’Arquitectes de Catalunya i Balears (1964-66 y 1972-74), donde organizó una serie de conferencias de arquitectos de vanguardia internacional, como Alvar Aalto, Nikolaus Pevsner o Gio Ponti. También fue fundador de la Asociación del Diseño Industrial (ADI), creada en 1960 dentro del Fomento de las Artes Decorativas (FAD), y presidente del FAD desde 1968 hasta su muerte. Siempre defendió la concepción orgánica y expresionista de la arquitectura escandinava contraponiéndola al Estilo Internacional.
El Hotel Park es uno de los proyectos que Moragas tenía en proceso durante la fundación del grupo R y que significaron su plena adscripción al movimiento moderno. La geometría del solar es muy alargada y estrecha, lo que determinaría completamente la concepción y distribución del proyecto. La planta se organiza alrededor de un pasillo central, con todas las habitaciones a lado y lado, orientadas al exterior. La fachada principal coincide con un testero de siete metros y es el lugar donde Moragas explora todo tipo de invenciones formales. Las fachadas laterales, en cambio, son muros neutros recortados por una trama uniforme de ventanas.
El Hotel Park se define por la singularidad del solar irregular en el que fue construido. Siendo un edificio a cuatro vientos, tres de las fachadas del hotel dan a calles muy estrechas, de dimensiones propias de la ciudad intramuros. Por el contrario, la cuarta fachada, y por este motivo la principal, mira hacia la Avenida del Marquès de l’Argentera, una de las más anchas de la ciudad, tanto en el momento de su construcción como actualmente. Hay que añadir a todas estas particularidades urbanísticas los condicionantes del terreno en sí: por un lado, atravesando el solar, se encontraba el canal del Rec Comtal; por otro, la composición poco consistente del suelo y un nivel freático muy cercano a la superficie.
Estos motivos fueron decisivos en la elección de un sistema estructural mixto de muros de carga perimetrales y pilares. La composición de las fachadas responde a la disposición de las habitaciones y los diferentes servicios del hotel, excepto en la fachada principal, de sólo siete metros de ancho, donde se abren balcones de lado a lado. El no cerrar estos elementos con un muro lateral ayuda a diluir la sensación de estrechez del volumen; también son particulares la continuidad de la barandilla, las vigas acarteladas vistas o la ligereza de las mamparas separadoras. En palabras del propio Antoni de Moragas i Gallisà, "se trata de un edificio corriente y sin ninguna pretensión, cómo deben ser los edificios que se hacen cada día".
El tratamiento de los materiales cambia su escalera en los bajos, con atención delicada al por menor, que se transforma en confort una vez pasamos de la puerta de entrada. El edificio fue reformado en 1990 por su hijo, el también arquitecto Antoni de Moragas i Spa.