El bar ya existía. El trabajo ha consistido en repensar el bar después de su necesaria insonorización. Se escoge, para aislar acústicamente la sala, una caja de hormigón totalmente exenta, que se extiende a todo lo largo del local.
La nueva piel es estructuralmente independiente y se aprovecha el hecho de volver a cimentar para replantearse la nueva sección: se abomba el pavimento, se aumenta la altura en el centro, y se amplia de esta manera todo el interior del local. Todo se construye desde la nueva caja: se suspenden unos altillos, se abren unos lucernarios, se ancla el soporte de las lámparas y acaba moldeando las tarimas de las barras.
El bar está lleno. Esta idea acompaña durante todo el proyecto: la fachada es el aparador de la actividad del bar, la propia entrada te coloca en el interior y la pendiente te adentra en él. Pero entre el público sólo están las barras: los “lugares” se construyen desde el techo.
La lámpara es el elemento que permite definir estos ámbitos y encadenarlos como una sucesión de lugares. Los altillos hacen real la ocupación del techo colocándose como unos balcones de gente sobre la cabeza de la gente.
La lámpara de la entrada inicia la narración. Recoge el ambiente de una barra más tranquila que queda arrinconada entre la ventana-aparador y una gran pantalla de botellas. Sobre las cabezas, un tubo metálico será la infraestructura básica de los aparatos de sonido y de luz. Soportará una estructura de marcos de madera revestida de chapa que se mostrará primero hacia la fachada y después recibirá a los que, resbalando por el otro lado del botellero, aparecen en el interior. Este recibidor funciona con la idea de tránsito.
Una segunda lámpara envolverá el altillo del DJ y, junto con una tercera que hace de barandilla del altillo público, quedará enmarcada desde lo alto de una pista de baile. Y será desde lo alto del último altillo desde donde el público contemplará la fiesta: el DJ trabajando, gente bailando, los del billar, la pantalla y justo debajo, como se están sirviendo las copas. La escalera debajo de los lucernarios. La última lámpara iluminada es de cristal y descansa en el pavimento. Son los lavabos. Encima, ocupando toda la sección del local, una continua emisión de imágenes de vídeo niega el final del movimiento que ha tenido lugar a lo largo del TUBO del Bar, entre la calle y la pantalla.