El Turó de la Rovira se incluye dentro de los últimos contrafuertes de la Cordillera Litoral antes del cambio de pendiente que conforma el Pla de Barcelona, formando parte litológicamente del macizo de Collserola y representando su último contrafuerte antes de la llanura de la ciudad. Esta formación geológica comprende una serie de colinas de alturas comprendidas entre los 180 y los 260 metros sobre el nivel del mar que emergen del tejido urbano y constituyen uno de sus más anchos y extraordinarios miradores.
La cima donde se ubica el proyecto ha vivido diversas etapas de urbanización que comienzan a principios del siglo XX con la construcción de varias casas de veraneo de familias acomodadas de Barcelona. Durante la guerra civil y debido a su situación estratégica sobre la ciudad, se construyen las baterías antiaéreas y las instalaciones militares correspondientes. Acabada la guerra la ciudad debe hacer frente a una fuerte ola de inmigración que favorece la aparición de un asentamiento basado en la autoconstrucción y el chabolismo. No es hasta 2010 que se recupera el espacio de la cima para su uso colectivo con una intervención que hace visible la densa historia del sitio incluyendo todos sus estratos.
Actualmente la ciudad de Barcelona está trabajando para reincorporar el área de la colina de la Rovira a la trama urbana imaginando nuevos itinerarios que lo recorran y unan peatonalmente a algunos de los hitos urbanos más significados de la urbe como el Parque Güell, el Hospital de San Pablo o la Sagrada Familia. Esta operación requiere una intervención para mejorar los accesos que conducen al mirador de las antiguas baterías atravesando el pequeño núcleo habitado de Marià Lavèrnia.
El proyecto se propone operar básicamente mediante la modificación de la topografía. Se contempla al mismo tiempo la necesaria condición de acceso rodado, y por tanto de tráfico a través de una rampa, y la voluntad de disponer de pequeñas zonas de reposo generadoras de nuevas actividades al aire libre, planos horizontales sucesivos que permitan la apropiación abierta del espacio público por parte de las personas. Estas plazoletas de estancia se escalonan a lo largo de la calle existente buscando preservar y enfatizar el carácter doméstico que es y ha sido parte intrínseca de la historia del sitio.