La casa unifamiliar de Llinars del Vallès se ubica en una extensa urbanización de viviendas unifamiliares en la periferia de esta ciudad de la comarca del Vallés, en la provincia de Barcelona.
La parcela es la suma de dos unidades, de 500 m2 cada una, por lo que la vivienda dispondrá de algo más de tamaño y amplitud que la media con la que se construye en la urbanización. Por otra parte, esta parcela de 1.000 m2 se sitúa en la falda de una pequeña colina por lo que el terreno queda 2,5-3 m por encima del nivel de la calle y, a la vez, esta conecta en línea recta con el casco urbano y visualmente con un paisaje montañoso, arbolado y extenso.
A su vez la pendiente está ligada a la topografía del terreno y coincide con la orientación Este, cuando en realidad la húmeda climatología de la comarca aconseja orientar la casa hacia el Sur. Por otra parte, la geometría de la parcela, de sector circular, no contiene ninguna sugerencia sobre la implantación de unos ejes ortogonales a los que referirse la planta.
De modo que el proyecto se inicia, no como en tantos otros casos, fijando un límite o un sistema organizado, sino fijando un centro desde el que la casa se esparce para ocupar de una manera subordinada a la parcela.
Inmediatamente este centro se identifica con un estudio-biblioteca, un espacio de trabajar en tiempo de descanso y el resto de la casa se articula (a partir de este centro) en torno a un porche que permita actividades domésticas al aire libre. Una pieza que identifica y diferencia estas segundas residencias, de las primeras ligadas al espacio interior y en la ciudad.
Porche y estudio serán los elementos que originan la vivienda y dan lugar a un proceso de trabajo y estudio que enlace estas dos piezas entre sí y cubra asimismo las partes "blandas" del proyecto: dormitorios, cocina, comedor, etc.
El instrumento que se utilizará para establecer esta relación será la cubierta. Durante el proceso se generan sucesivas maquetas que pretenden definir esa relación. La polaridad se manifiesta en vertical, pero también, y muy rápidamente, en horizontal: en el suroeste está la sala estar y la habitación principal y en el noroeste la cocina y los dormitorios de hijos y nietos. Entre ambos brazos se halla el porche.
El porche debe ser extenso, pero al mismo tiempo debe tener luz natural a través de un abatimiento de parte de la cubierta, que en otro paso se convierte en vacío.
La artificiosidad del sistema para iluminar el porche no logra hacerse "lugar" en la geometría de la cubierta, y finalmente la solución viene para introducir un corte en la cubierta cuando se aproxima al estudio, como si fuera un escote que nos permite protección del sol pero abundante luz natural del Norte que entra por este suelo no cubierto, junto al centro de la casa.