Emplazado en la señorial rambla de Catalunya, en el corazón del Eixample barcelonés, este es uno de los primeros edificios de Sagnier que gozó de divulgación internacional: apareció reproducido en 1896 en la prestigiosa Academy Architecture and Architectural Review de Londres, honor que también compartió la casa Roger Vidal, construida por las mismas fechas. El arquitecto, a lo largo de su carrera, aparece vinculado más veces con la familia Juncadella, para la que realizó varios trabajos, como varias casas en la misma zona y otras en la vecina localidad de Esplugues —ya desaparecidas— , un panteón en el cementerio de Montjuïc o la reforma del castillo de Montesquiu, en el Prepirineo. En este edificio de viviendas Sagnier nos ofrece un ejemplar característico de sus grandes mansiones del Eixample anteriores al estallido modernista de 1900, con las formas severas, las potentes ménsulas que sostienen los balcones y el alarde de materiales preciados. La composición de la fachada intenta evitar el efecto de monotonía inherente a este tipo de construcciones mediante la introducción de elementos que le den variedad, como las franjas verticales que la enmarcan lateralmente, las tribunas del piso principal con las columnas o la diversidad de balcones en las distintas plantas.
En el interior, un patio cubierto contiene la escalera reservada a acceder al piso principal, que estaba ocupado por los propietarios y, en consecuencia, estaba decorado con mosaicos, cristales y carpintería de gran riqueza. Los cuatro medallones en la parte superior de la fachada son obra de Pere Carbonell, con representaciones de las artes. En 1918, el propio Sagnier añadió un piso al edificio, donde conservó los relieves escultóricos y añadió unos jarrones ornamentales.