La Casa Serra constaba originalmente de dos fachadas en ángulo (Rambla de Catalunya y chaflán Córcega-Rambla de Catalunya) con una torre en la esquina que las articulaba, y un cuerpo de una sola planta, sobre cuya azotea había un jardín -pérgola que soportaba un techo vegetal con columnas de madera. Desgraciadamente, una ampliación más tardía colocó una serie de pisos novecentistas sobre el jardín, modificando totalmente las proporciones de la casa. El lugar donde está asentada la casa sufre una ligera pendiente que Puig corrigió mediante la construcción de un semisótano muy característico de la arquitectura de su momento. La torre es un cuerpo cilíndrico de una altura superior que los cuerpos laterales y culmina en un alto cono. Esta torre rompía la simetría del edificio dividiendo las dos fachadas, en las que Puig estableció diferenciaciones a través de la colocación de un balcón seguido en una de ellas y de una tribuna en la otra otra. El uso de grandes sillares en el zócalo y de sillares más pequeños en el resto del edificio tenía una finalidad más plástica que constructiva. La fachada está decorada con esculturas y otros trabajos de piedra, algunos de los cuales pertenecen a Alfons Juyol. Pere Serra i Pons encargó al arquitecto Josep Puig i Cadafalch la casa que todavía hoy lleva su nombre en el año 1900. Se trataba de construir un pequeño palacio que realizara la función de vivienda unifamiliar, como otras que había en el Eixample que ponían de manifiesto la pujanza de la burguesía industrial barcelonesa. Sin embargo, la casa nunca fue habitada por la familia Serra, ya que fue vendida antes de que se acabara en la congregación de religiosas de santa Teresa. El uso inicial por el que fue concebida varió considerablemente, y las religiosas llevaron a cabo pequeñas modificaciones para poder utilizarlo de escuela. Por su singularidad, el edificio fue merecedor de la atención del Ayuntamiento de Barcelona que le otorgó el premio como mejor edificio del año 1908. Entre 1943 y 1945, el funcionamiento de la escuela hizo necesaria una ampliación. Josep M. Pericas añadió a la casa Serra dos plantas y un cuerpo de planta baja siguiendo el estilo de la obra original y bajo la supervisión de Puig i Cadafalch. Entre 1982 y 1985 se sacaron estos añadidos y se adecuó el edificio, a la vez que se hizo una redistribución del espacio interior, para alojar los servicios de la Diputación de Barcelona. En 1907 obtuvo el premio del Ayuntamiento de Barcelona.