La casa se ubica en un barrio periférico caracterizado por un paisaje de patios, solares vacíos y medianeras a la vista. La anchura del solar es de 13,50 metros, el doble de lo habitual en la zona, lo que permite construir dos crujías. El proyecto opta por trasladar el programa habitual de una vivienda a la planta primera, manteniendo la relación de los dormitorios con el espacio exterior. Se desplaza una de las crujías hacia el interior del solar, creando nuevos patios en el lado de la fachada. La cubierta está formada por dos bandas de cobre que se ondulan de fachada a fachada hasta formar el cerramiento, favoreciendo el aprovechamiento de la buhardilla como un espacio continuo. El resultado es una vivienda llena de intersticios y rincones, donde cada espacio tiene al menos dos caminos para llegar y un ámbito de expansión propio. La casa comparte el jardín interior con otras dos casas, y la fachada sur queda afrontada con la casa del otro lado de la calle, a seis metros de distancia.
En un barrio de la periferia de Terrassa, al otro lado de la riera, donde la mayoría de las casas son autoconstruidas (como lo es en parte ésta), de tipos y tamaños diversos, salpicado de solares y patios, caravanas en depósito, almacenes... donde se ofrece un paisaje discontinuo en el que predominan las paredes medianeras.
Se toman cuatro decisiones principales:
- 1 Trasladar la planta baja de un programa convencional al nivel de la primera planta, permitiendo que habitaciones y estancias participen de los espacios exteriores.
- 2 Decalar los dos volúmenes, generando patios cerrados que controlan las vistas desde y hacia la casa.
- 3 Solucionar el requerimiento de la cubierta inclinada y el desván extendiendo dos cerraduras de cobre que se curvan y ondean para recoger el espacio bajo cubierta, colgando por la parte posterior hasta cerrar la fachada norte del volumen de dormitorios.
- 4 Destinar la parte principal del bajo presupuesto a la estructura y a la cubierta, ahorrando en el resto: fachadas de estuco de Portland o Betonite y acabados ejecutados por el propietario a lo largo de un dilatado período.
Con la deformación y la fragmentación de la envolvente, aparecen en el interior intersticios, residuos y rincones, el “anti-loft”. Cada espacio tiene por lo menos dos caminos para llegar a él y se relaciona con un ámbito de expansión propio: el dormitorio de la pareja con el estudio (hacia la sala de estar), la sala de juegos con el patio sur, el dormitorio de los hijos con el altillo, la cocina con la zona de comida y el patio o la sala de estar con los patios a norte y sur.
En un barrio de la periferia de Terrassa, al otro lado de la riera, en el que la mayoría de las casas son autoconstruidas (como lo es en parte ésta), de tipos y tamaños diversos, salpicaduras de solares y patios, caravanas en depósito, almacenes..., lo que ofrece un paisaje discontinuo en el que predominan las paredes medianeras.
Solar de una anchura de 13.5 metros, el doble de lo habitual en Terrassa, donde construir planta baja, planta piso y bajo cubierta, para una pareja joven con dos hijos. Comparte jardín en el interior de manzana con dos casas de la familia y enfrenta su fachada sur a una casa de cavity wall local, al otro lado de una calle de seis metros. En este contexto, la casa crea espacios exteriores propios y adopta los colores grises y rojizos de su entorno y de las propias casas de madre y hermana: fachadas de acabado sin pintar, cubiertas de tejas o baldosas y medianeras sin revestir.
Cuatro decisiones principales:
1- Trasladar la planta baja de un programa convencional hasta el nivel de la planta primera, permitiendo que habitaciones y estancias participen de los espacios exteriores.
2- Decalar los dos volúmenes, generando patios cerrados que controlan las vistas desde y hacia la casa.
3- Resolver el requerimiento de la cubierta inclinada y el desván extendiendo dos lienzos de cobre que se curvan y se ondulan para recoger el espacio bajo cubierta, colgando por la parte posterior hasta cerrar la fachada norte del volumen de dormitorios.
4- Destinar la parte principal del escaso presupuesto a la estructura y en la cubierta, ahorrando al resto: fachadas de estuco de Portland o Betonite y acabados ejecutados por el mismo propietario a lo largo de un dilatado período.
Con la deformación y la fragmentación del exterior, aparecen en su interior intersticios, residuos y rincones: el "anti-loft". Cada espacio tiene por lo menos dos caminos para llegar y se relaciona con un ámbito de expansión propio: el dormitorio de la pareja con el estudio (hacia el estar), la sala de juegos con el patio sur, el dormitorio de los hijos con el altillo, la cocina con la zona de comida y el patio, el estar con los patios a norte y sur.
El cierre entre la sala y el patio sur se forma mediante cristales fijos y paneles opacos correderos. Lo que se desplaza son, pues, las paredes. Una segunda banda de guías permite colgar en verano, de momento, cortinillas de mimbre y lonetas, y en el futuro, contraventanas más sólidas. La estructura metálica y el tablero de DM quedan vistos en el interior, las carpinterías exteriores son de madera cuperizada y durante algún tiempo los patios y el jardín estarán cubiertos con cantos rodados. La casa, cerrada por el contratista y sus gremios, va siendo completada poco a poco en instalaciones, pintura y otros acabados por sus habitantes, ya instalados en ella.