En línea con las premisas del GATCPAC, Rodríguez Arias se propone la construcción de viviendas con buenos estándares de superficie y confort a costes muy bajos, gracias a los procedimientos constructivos empleados. La estructura es mixta, de ladrillo y de pies derechos de hierro, para favorecer los espacios amplios y no someter la disposición al sistema portante. Los techos están hechos con bovedillas. Los pavimentos son de mosaico hidráulico, y las puertas y ventanas adoptan los modelos estandarizados por el propio GATCPAC. El edificio dispone de calefacción central, y todo el utillaje de cocinas y baños adopta la tecnología más innovadora del momento.
Este edificio se sitúa entre medianeras en un solar de planta romboidal, y se ha resuelto en varias plantas con dos viviendas por rellano. La fachada mejor orientada es la que da al espacio interior de manzana. Rodríguez Arias resuelve este problema situando los dormitorios principales en la fachada a la calle y reservando la buena orientación para la sala de estar y el comedor, que se pueden convertir fácilmente en un único espacio mediante mamparas plegables. El resultado es que la fachada interior está mucho más vidriada que la fachada a la calle, que cuenta con grandes ventanas horizontales. La fachada a la calle es como un lienzo de estuco rosado, perfectamente plano y recortado por las ventanas. Ligeros movimientos provocados estratégicamente sobre algunos de los balcones y ventanas de esta fachada producen pequeñas asimetrías que generan un suave dinamismo muy equilibrado. La planta baja ha sido modificada para incorporar comercios. La estructura es mixta, metálica y de ladrillo, la más corriente y económica de las que se utilizaban entonces en Barcelona. Las puertas y ventanas se han estandarizado según los modelos y medidas GATEPAC. En la fachada a la calle, las carpinterías son metálicas, mientras que en la fachada interior son correderas horizontales de madera, tipo GATEPAC. El ascensor de servicio tiene parada en la terraza superior donde se encuentran situados los cuartos trasteros de todas las viviendas.
Edificio de viviendas localizado en el número 61 de la Vía Augusta de Barcelona, proyectado y construido por German Rodríguez Arias en 1931.
Este edificio de viviendas se configura como construcción entre medianeras, en una parcela regular de planta casi rectangular con ocho niveles de alzado: planta baja destinada a espacio comercial y siete pisos de carácter residencial.
La planta baja se presenta abierta a la calle a través de grandes ventanales rectangulares que dan acogida a los escaparates del espacio comercial, hoy (2012) vacío y recientemente reformado.
Los cinco pisos siguientes muestran una configuración de fachada racionalista, siguiendo los parámetros constructivos y compositivos del GATCPAC, movimiento arquitectónico al que pertenecía el arquitecto German Rodríguez Arias.
El edificio se ha resuelto con dos viviendas por planta que quedan claramente diferenciadas en la fachada que da a la Vía Augusta. Cada una de las viviendas consta de un balcón central de cristal y dos ventanas rectangulares que lo flanquean. Cabe remarcar la diferencia de anchura en el voladizo de los balcones (unos son más cuadrangulares y otros más rectangulares) que dan a la fachada una cierta asimetría presente en otras obras del grupo GATCPAC.
Una de las características más remarcables de la fachada es precisamente la relación que el arquitecto establece entre el muro y sus aberturas, con ventanas sin molduras y sin decoración alguna. Esta sobriedad del muro se ve únicamente rota por el cuerpo superior, con dos niveles de galerías. Estas galerías o terrazas muy habituales también en la arquitectura del GATCPAC (como en la Casa Bloc, por ejemplo) se entendían como una conexión con la naturaleza y se presentan como un ámbito abierto con barandilla metálica. Destaca el muro de estas galerías, configurando en ángulos -a modo de sierra- y en los que se abren pequeñas ventanas.
Para su construcción se han empleado elementos metálicos y ladrillo, configurando una estructura mixta que en la fachada de la Vía Augusta queda cubierta con un revestimiento de estuco rosado y plano, recientemente restaurado por el mal estado de conservación que presentaba.
Las puertas y ventanas se han estandarizado según los modelos y tamaños del GATCPAC. En la fachada de la calle, las carpinterías son metálicas, mientras que en la fachada interior (que da al patio de manzana) son correderas horizontales de madera.
En el vestíbulo se localiza la escalera de vecinos y el ascensor que dan acceso a los pisos superiores, hasta la terraza, donde se localizan los trasteros de cada vivienda.
La fachada mejor orientada es la abierta al patio de manzana, lo que condicionó el proyecto arquitectónico de Rodríguez Arias. Por este motivo, coloca el salón y el comedor en este lado del edificio, fácilmente convertibles en un espacio único a través de mamparas plegables y con grandes ventanales horizontales que permitan ventilar e iluminar el espacio. Por el contrario, coloca los dormitorios en el lado de la calle.
El edificio fue proyectado en 1931 por Germán Rodríguez Arias (Barcelona 1902-1987), arquitecto y socio fundador del GATCPAC, y uno de los pisos fue residencia y estudio del propio arquitecto.
Rodríguez Arias fue introductor y padre del racionalismo catalán y proyectó este edificio en el solar que la familia poseía en la Vía Augusta; donde, de hecho, se localizaba su residencia (en el cuarto piso, puerta primera). En esta vivienda se han conservado muchos elementos originales y mobiliario racionalista. También diseñador e interiorista, proyectó los elementos interiores siguiendo los conceptos de economía, eficacia, función y belleza, acuñados por el maestro de la arquitectura moderna Le Corbusier.
El edificio de viviendas de la Vía Augusta es una obra fundamental dentro de la plenitud del racionalismo arquitectónico y presenta un gran parecido con el edificio Astoria -cine y viviendas- localizado en los números 193-199 de la calle París de Barcelona, obra también de Germán Rodríguez Arias.
Originalmente, la planta baja estaba ocupada por el vestíbulo de la finca y el garaje, después se modificó y ocupó parcialmente por la tienda de muebles Manbar. El ascensor actual nada tiene que ver con el original, de cristal por los cuatro lados, totalmente transparente y muy innovador en la época.
El edificio actualmente se encuentra bastante modificado respecto al proyecto original, y ha sufrido numerosas y desafortunadas transformaciones, siendo las más controvertidas las restauraciones de la fachada en 1987 y más recientemente en 2010.
La restauración de los años ochenta se realizó a cargo del Ayuntamiento de Barcelona, que pagó el coste de la intervención a cambio de la donación de dos móviles de Alexander Calder por parte de la familia del arquitecto. A Germán Rodríguez Arias y Alexander Calder les unía una gran amistad, hasta el punto de que el artista estadounidense se quedó en varias ocasiones en la casa del arquitecto en la Vía Augusta y le regaló las dos obras. Pero, en este sentido, la restauración se centró únicamente en repintar la fachada con un color suave, puesto que el revestimiento se encontraba muy dañado. Sólo unos años después regresó al estado en el que se encontraba antes de la restauración, lo que propició la última restauración que modificó totalmente la fisonomía de la fachada poniéndole un contrachapado de piedra en la planta baja y pintando en rosa oscuro (cuando el original era más claro) el resto de los niveles.