El Cros, castillo Garí o Palacio Garí de Argentona adopta las características de una gran casa fortificada con una torre cuadrangular adosada y unos torrejones circulares en los flancos, con aspilleras, propias tanto de estructuras arquitectónicas de carácter militar como de edificios rurales aislados, elementos que permitían una mejor defensa en tiempo de inseguridad. La finca queda rodeada por una especie de recinto amurallado. Una galería superior recorre las fachadas bajo la línea de tejado, ésta, a cuatro vertientes, está cubierta por tejas de cerámica vidriada, detalle que da idea de la importancia que en ese momento tuvieron las artes aplicadas al igual que lo hacen los acabados de hierro forjado de los tejados de la torre y de los torrejones, de tal modo que tenemos hermanados los elementos propios del gusto de la época industrial, las artes aplicadas, y la temática historicista, que se manifiesta por el "revival" del mundo medieval con la construcción de un edificio con las características de un castillo bajo-medieval. El acceso a la casa se hace a través de un porche que tiene, encima, una galería o lonja, cercanos al estilo gótico flamígero. La casa está centrada por un patio con escalera al descubierto hasta el primer piso. En el interior, J. Puig i Cadafalch se encargó de diseñar personalmente todos los elementos del mobiliario y los ornamentales: la escalera, los arrimaderos, el envigado, la chimenea, las luces... e incluso la ornamentación escultórica de las columnas donde, entre motivos heráldicos o florales, se pueden descubrir caricaturas como las de Sagasta o Romero Robledo, personajes relevantes de la política del momento. En 1925, el arquitecto Lluís Bonet Garí sustituyó la vivienda de los masoveros, que estaba en la planta baja, e instaló dormitorios nuevos y una sala.
Dentro de la extensa propiedad de Can Garí en el Cros de Argentona se diseñó un amplio jardín que completaba el trabajo de remodelación de la finca que Josep Puig i Cadafalch realizó entre 1898 y 1900. Nicolau M. Rubió y Tudurí fue quien primero intervino en el diseño a través de la combinación de espacios naturales con la distribución de zonas arbóreas, principalmente pinos, que respondía a dejar una naturaleza libre junto a otras moldeadas. El jardín pensado para transitar a través del trazado de caminos, de terrazas escalonadas hechas en ladrillo visto, de pérgolas (algunas recuerdan al trabajo que estaba llevando a cabo en el Parque de Montjuïc, de Barcelona) y señalando puntos de vista se abren a amplias perspectivas. Se combina la presencia de vegetación con esculturas que le dan la medida más humana al conjunto. Se han recreado espacios boscosos, otros con la presencia de cactus y de un gran estanque en medio del cual está el templo de cristal de Baccarat con la figura de Hermes en bronce o el punteado de farolas de forja retoman el carácter señorial del lugar.
Este jardín con la presencia de esculturas y zonas en cítricos, tan característicos del mediterráneo y de las villas italianas, entra de lleno en el Noucentisme. La obra de jardinería fue continuada por Lluís Bonet i Garí, con el que compartieron un mismo ideario vinculado a dicho período.
En 1929, Lluís Bonet i Garí proyectó la construcción de la casona de Can Garí, destinado a los trabajos agrícolas y vivienda. Él no quiso que su proyecto fuera un contraste con el trabajo que había realizado Josep Puig i Cadafalch en Can Garí. El nuevo edificio lo proyectó tomando cierto carácter señorial, tanto por sus dimensiones como por el cuidadoso tratamiento de los materiales empleados. Por lo tanto, se pueden encontrar tejas acristaladas en la cubierta a dos aguas, un trabajo muy cuidadoso en la masonería que rodea las aperturas o en los arcos de descarga, pero al mismo tiempo también tomó referentes de la arquitectura de las masías. Todo el conjunto toma la volumetría de una masía e introdujo la galería arqueada. También puede verse el uso del esgrafiado en una figura de san Cristóbal que corona una de las puertas de entrada destinada a la maquinaria. En las esquineras figura un acolchado, y todo el paramento es estucado. Destaca una tribuna en esquinera que le otorga un carácter de distinción. No se sirvió de la simetría en la composición, ya que cada una de las fachadas tiene un tratamiento diferente como ocurre con Can Garí de Josep Puig i Cadafalch.
La capilla del Cros fue construida en 1929 por el arquitecto Lluís Bonet i Garí.
Si tenemos en cuenta que a finales de los siglos XIX la construcción no había alcanzado el altísimo grado de industrialización de nuestro momento, podremos valorar en su justa medida la proeza que representa que Puig i Cadafalch terminara esta obra, la casa del financiero Josep Garí en el Cros de Argentona, en 1899 después de nueve meses, tan sólo, del inicio de las obras.
Edificio rectangular, de planta baja, dos pisos y buhardilla, con tejado a dos aguas. Aunque la decoración es más sencilla que la del edificio principal, también se puede encontrar un buen trabajo de ladrillo macizo y esgrafiados en la fachada. Ritmo regular de aperturas.