Se trata de una intervención de ampliación a gran escala de la nave de talleres y edificio principal del Centro Operativo de FGC en Rubí con tres principales objetivos:
- Cubrir la antigua vía de pruebas dinámicas para el almacenamiento y la musealización de diversas unidades históricas.
- Dar una nueva fachada e imagen hacia la calle de acceso al centro, dando mayor privacidad a las viviendas del núcleo suburbano más cercano.
- Actuar como expositor de las unidades históricas hacia el aparcamiento y acceso a las oficinas del centro.
La envergadura de la nave de talleres y oficinas -con mayor superficie en planta que una manzana del ensanche Cerdà- y la longitud de la vía de pruebas dinámicas a cubrir, requerían de una intervención contundente y simbólica, que a su vez diera continuidad material y volumétrica al centro y aportara una imagen contemporánea en sintonía con los requerimientos actuales de la institución.
Se proyecta una larga estructura contigua a la nave de talleres de 173,00m de longitud y sección continua en forma de arco que evita el problema de distinción entre fachada y cubierta y que, apoyándose en el muro de hormigón existente que delimita el perímetro del centro y separándose formalmente de la nave de talleres, crea una óptima transición entre las cubiertas curvas e inclinadas ya existentes y la calle, hacia la que se convierte la nueva imagen.
Esta estructura es revestida por el exterior con chapa lisa continua con unión de pestaña, evitando cualquier junta en sección y aportando un ritmo continuo en toda la longitud de la nueva nave, sólo interrumpido por la escalera de emergencia —un volumen expresamente singular, exento de la estructura principal— y por la grafía de grandes letras corporativas que sutilmente presentan la institución y remarcan el acceso principal.
En el interior, esta estructura se presenta de forma racional y totalmente desnuda, potenciando su belleza tectónica y marcando un ritmo constante que sorprende por su longitud. El revestimiento interior del cerramiento en arco es también de chapa -esta grecada, embutida, microperforada y dispuesta sobre grandes espesores de aislamiento térmico y acústico- para minimizar la reverberación interior y la contaminación acústica hacia el exterior, en caso movimiento puntual de las unidades históricas.
Al llegar al acceso principal al centro, la nueva nave se abre hacia las oficinas mediante una gran fachada acristalada de arriba abajo que permite observar las unidades históricas desde el exterior, a modo de gran escaparate patrimonial.
Esta fachada se desintegra en un menor volumen irregular al llegar al extremo de la nave, remarcando su acceso mediante un doble pilar y dejando ver parte de la cara interior de la cubierta en forma de arco.
Este final de nave descompuesto y más ligero se adapta de forma más amable al conjunto de elementos del acceso principal del centro y deja todavía vislumbrar la nave de talleres original desde la calle.
En definitiva, una gran y contundente intervención infraestructural que refuerza la imagen ferroviaria del centro por medio de su extensa longitud y permite alargar la vida útil de uno de los conjuntos más singulares de FGC.