El intercambiador de Trinitat es una infraestructura viaria compleja situada en el noreste de Barcelona, en un antiguo meandro del río Besòs, junto al barrio de la Trinitat. En él coinciden la Ronda de Dalt, la Ronda Litoral y tres autopistas: la C-58, la C-33 y la B-20. Es también colindante con el Paseo de Santa Coloma y con el barrio de la Trinitat situado aproximadamente doce metros por encima del cauce del meandro. La complejidad del trazado viario da lugar a una superposición de estructuras, pasos a distintos niveles y túneles de hasta quince metros de desnivel entre ellas en algunos puntos.
El objetivo básico era ordenar, urbanizar y dotar de contenido público los espacios libres resultantes de la construcción del intercambiador, así como relacionar éstos con el núcleo consolidado del barrio de la Trinitat, con los barrios adyacentes (Santa Coloma de Gramanet, Sant Andreu de Palomar, La Sagrera etc.) a través del Paseo de Santa Coloma y con el resto de la ciudad, por medio de una estación del Metro de nueva creación.
Nuestro trabajo se basó en una consideración general sobre el entorno que permitió entender el tratamiento del nudo y de los enlaces con la autopista, no como una suma de soluciones diversas, sino desde la óptica de una única unidad de proyecto, donde la vegetación, la hidráulica, la topografía, equipamientos y espacios públicos se gobiernan desde una única idea de trazado.
De todos los espacios libres resultantes del trazado del intercambiador, sin lugar a duda, el mayor interés era el círculo central. De unos 300 metros de diámetro, limitado en su lado sur por el trazado del tren, el Parque de la Trinitat se sitúa prácticamente en la cota natural del meandro.
El proyecto asume como objetivo propio facilitar los accesos al interior del parque desde el barrio, por medio de una plaza de acceso, desde el entorno, mediante una conexión por debajo de las infraestructuras con el paseo de Santa Coloma y desde el área metropolitana, mediante la inserción en su interior de una estación de Metro que al mismo tiempo conecta con sistemas mecánicos los distintos niveles topográficos. Buscando por igual: disminuir el impacto tanto visual como acústico de los nuevos viales sobre el barrio y sobre el propio parque, así como cumplir un extenso programa de equipamientos y servicios dotadores reclamados por los vecinos.
La geometría del intercambiador se convierte en el instrumento de trazado del proyecto a partir del cual se desarrollan todos los ámbitos del programa: aparcamiento, equipamientos deportivos, paseo, anfiteatro, estanco, caminos y arboledas.
Las especies utilizadas en las plantaciones son las características del paisaje agrario en el entorno más inmediato: barreras de cipreses en el Empordà, dehesas de chopos y plátanos de Girona, tramas de olivos en Tarragona o frutales montados sobre estructuras metálicas de Lérida. El uso de la vegetación como medio para modificar la escalera del lugar se refuerza mediante una topografía centrada en un único efecto formal: una colina con forma de casco esférico que sube desde la cota más baja del terreno hasta casi llegar a la altura de las autopistas. Las alineaciones vegetales que siguen el margen del río entran en el parque y remontan la colina, acentuando su topografía.
