La parroquia del Crist Redemptor es un edificio anexo a un antiguo conjunto parroquial de un barrio popular de Barcelona. Se coloca en un lateral de las dependencias existentes delimitando, por la parte trasera, un pequeño patio interior que permite la entrada de luz a ciertos puntos de la capilla al mismo tiempo que genera un espacio de comunicación entre la iglesia antigua y la nueva.
En su encaje en el solar, el equipo de arquitectos decidió retrasar el volumen construido unos metros respecto la alineación de la calle para otorgar más espacio al transeúnte, mediante una plaza que remite a las plazas tradicionales de los pueblos, en las que los feligreses se reunían al salir de misa. A pesar de que, en la actualidad, este espacio quede cerrado cuando no se celebran actos en la capilla, permite dar un “respiro” a los vecinos, acostumbrados a las sinuosas, pequeñas e inclinadas calles del barrio. Una plaza plana, elevada unos metros del suelo para separase de ruidos y andares cotidianos, un lugar de reunión con bancos y muros de obra.
La planta se levanta en una sola nave, de carácter industrial, con una estructura porticada en forma de cerchas trianguladas de madera. Las fachadas y muros son de ladrillo tradicional color tierra y los acabados en acero, así como los pilares que soportan una jácena de hormigón en un lateral de la capilla, están pintados de color rojizo. Estas tonalidades buscadas aportan homogeneidad visual al espacio.
La cubierta es inclinada a dos aguas. El acabado se lleva a cabo con teja cerámica, por tratarse de un material de proximidad y acorde los materiales del conjunto de la iglesia. Excepcionalmente, y para aportar luz cenital al espacio interior, en el centro de la cubierta se colocan unas franjas de tejas transparentes que permiten la entrada de luz. Todo el conjunto se apoya sobre un tablero de madera y se aísla con una capa de fibra de vidrio.
Iglesia anexa a un conjunto parroquial ya existente, situado en una trama urbanística uniforme de manzanas cerradas. La principal preocupación fue la de ubicar adecuadamente el edificio para que quedara integrado en su entorno, pero, a la vez, significado como elemento de carácter público. Se interrumpió la edificación continua y la iglesia se retiró de las alineaciones para dejar un pequeño patio de entrada, que la articulaba con los bloques residenciales vecinos y con las dependencias parroquiales ya existentes.
El interior es un espacio nítido y fácilmente legible, sin teatralidades ni especificaciones funcionales, con una estructura de cerchas de madera como único elemento característico, que conserva algunas reminiscencias de tipologías eclesiales, a la vez que se expresa según las formas tradicionales de las naves industriales más simples.