El proyecto plantea la ordenación de superficie del Paseo Garcia Fària entre las calles Bilbao y Josep Pla.
Previamente al año 1992, con la construcción de la Ronda Litoral, se dio forma al Paseo Garcia Fària con una sección de doble calzada. En el lado mar, la construcción de un parking adosado al muro de contención de la Ronda dejó su cubierta pendiente de urbanización.
El nuevo esquema viario ha desplazado la circulación junto al mar de Garcia Fària al otro lado de la Ronda y ha prolongado las calles Bac de Roda y Selva de Mar en forma de puente sobre la Ronda Litoral. La incorporación viaria al tronco central de la Ronda situada a la altura de Josep Pla se ha trasladado al cruce de Selva de Mar con Garcia Fària, provocando el derribo de parte del aparcamiento existente. La nueva súper-isla de Diagonal-Mar entrega a Garcia Fària una nueva rasante que ha obligado a modificar el perfil longitudinal de esta calle entre Selva de Mar y Josep Pla.
Todo esto provoca que el ámbito de actuación haya quedado definido como la superficie existente entre la media actual y el límite de la Ronda Litoral, más la calzada montaña del tramo entre Selva de Mar y Josep Pla.
La pieza resultante para urbanizar es una franja de unos 40m de ancho y aproximadamente 1,3 km de largo, dividida en tres pastillas por la vialidad que cruza la Ronda Litoral. Esta franja se divide al mismo tiempo en dos subbandas: la cobertura del parking dando a la Ronda y el espacio restante entre la media actual y el muro del aparcamiento. El proyecto parte de esa consideración y consolida la división dando forma a un paseo pavimentado sobre el aparcamiento y a una faja ajardinada.
Las sobrecargas admisibles del aparcamiento existente (1.000 kg/m2) y el futuro mantenimiento del mismo han supuesto la decisión de abandonar la posibilidad de ajardinar y construir sobre su cubierta. Por eso se ha pensado en un pavimento asfáltico de dos colores como protagonista de esta franja destinada mayormente al tráfico de bicicletas, circuitos de fitness, jogging y otras actividades similares. Pensamos que enfatizar la gran dimensión de este espacio, despojándolo de elementos superpuestos, refuerza una de sus cualidades primordiales.
En el resto del paseo se propone un jardín lineal organizado a través de piezas verdes trapezoidales que permiten la permeabilidad entre los pasos de peatones y la esplanada sobre el parking. El cosido de ambas zonas se realiza gracias a las interrupciones de los parterres y a las plataformas sobre elevadas, solapadas con la cubierta del aparcamiento, que actúan como miradores sobre el mar. Algunas de las zonas plantadas se elevan sobre la rasante natural, ofreciendo planos de césped vertidos también hacia la playa.
La organización del paseo ha debido tener en cuenta el cruce de vehículos hacia las rampas de acceso a los aparcamientos, muy alejadas de la nueva línea de acera. Estos cruces se realizan en forma de brecha entre la vegetación. Para paliar la fractura provocada por las rampas se construyen unas pequeñas losas que, en forma de puente, las cruzan en su punto central. La llegada a los nuevos puentes de Bac de Roda y Selva de Mar obliga a recrecer el paseo en estos puntos para conectarlo con las nuevas rasantes.
La sección transversal se ha pensado con pendientes de entre el 1,5% y el 2% hacia la calzada de Garcia Fària. La necesidad de permitir el drenaje y el nuevo ancho del paseo obligan a crecer las rasantes sobre el actual aparcamiento y, consecuentemente, a la sobreelevación de la barandilla existente, que se realiza mediante una pieza prefabricada de hormigón que se encaja en el muro original.
La plantación se ha planteado con especies apropiadas a la singular situación del paseo: primera línea de mar, sin elementos construidos que le protejan de su influencia. Organizada en fajas, ayuda también a entender unitariamente todo el paseo.
Básicamente, existen dos tipos de parterre. Los que se vierten hacia el Paseo Garcia Fària se plantan en bandas ordenadas por altura de vegetación: las dos primeras son gramíneas de diferente altura y finalmente se sitúan en los tamarindos. Los parterres con doble pendiente se tapizan con césped en la vertiente vertida hacia el lado mar y se plantan con una masa de adelfa blanca en la vertiente opuesta. En algunas zonas estratégicas aparecen pequeños bosquetes de moreras sobre tapizante de hiedra, que se convierten en áreas de sombra.
Las palmeras se plantan como árboles singulares en grupos de dos o tres. Palmitos, mimosas y plantaciones de lavanda completan el ajardinamiento del paseo. El límite con la calzada rodada se consolida con un parterre lineal que contiene las palmeras existentes y se espesa la plantación de adelfas también existente actualmente.
La iluminación se resuelve con una trama de báculos tipo PRIM que organiza toda el área a ambos lados de la Ronda Litoral. Se ha tenido especial cuidado en nivelar la cota de coronación de los báculos con independencia de la topografía variable de los puntos en los que tienen el anclaje.