Se adaptaron parte de las naves de los talleres utilizados por la empresa automovilística FIAT para su construcción; edificación, al parecer, proyectada por J.A. Coderch, pero no dirigió las obras. El proyecto lo encargó el Ministerio de Educación y Ciencia, pero fue gestionado por el Ayuntamiento de Barcelona, propietario de los terrenos y de la edificación, que consideró, junto a la Asociación de Vecinos, conservar parte de las naves en planta baja para el nuevo programa educativo, dando cumplimiento a los requisitos normativos establecidos, quedando el resto de superficie y edificio para resolver otros déficits de equipamientos por el Barrio de Les Corts. El proyecto toma como punto de salida conseguir dos objetivos prioritarios: Por una parte, una escuela que pedagógica y arquitectónicamente no sufra por ser consecuencia del aprovechamiento del edificio existente, pensado para una finalidad muy diferente. Y, por otra, que la solución adoptada sea consecuencia del estudio en profundidad de la totalidad de la propiedad municipal, aunque el proyecto de la escuela sólo desarrolle una parte del conjunto. La solución proyectada contempla los siguientes aspectos: Mantiene la apariencia de las naves industriales en diente de sierra, en el cuerpo principal, liberándolo de añadidos que desvirtuaban su visión. No se esconden las naves industriales, sino que se completan y se convierten en el elemento visual básico del conjunto Mantiene la valla como elemento separador entre la escuela y las calles de alrededor. Potencia la rampa entre el primer nivel y la cubierta global. La escuela se vincula con el barrio, dando frente al patio y zona de acceso. Destinar el resto de la edificación respetada, pero no destinada a la escuela, para resolver los déficits de equipamientos del barrio de Les Corts. La escuela se vincula al barrio. Poner en valor la estructura formal interior existente perfectamente compatible con el nuevo programa docente. La presencia de espacios libres entre edificaciones se destina a actividades pedagógicas complementarias, como prolongación exterior de las aulas. La distribución de las aulas y las dependencias complementarias se proyectan a lo largo de dos ejes paralelos que formalizan dos corredores ortogonales, unidos entre sí mediante el espacio destinado a los servicios, higiénicos y vestuarios, y al acceso vertical hasta la planta cubierta.

Una fachada larguísima (250ml) y en una situación comprometida: puerta de entrada a la Villa Olímpica desde la ciudad, enmarcando junto a la fachada curvada de MBM las dos torres icónicas del puerto olímpico. Tres singularidades en el desarrollo de la fachada, todas ellas en el extremo Norte: 1. Edificio de mayor altura en su extremo. 2. Edificio puente sobre la Calle Doctor Trueta. 3. “Absorción” de parte del edificio existente de oficinas que obligó a un esfuerzo de contención y rigores compositivos capaz de absorber todos los “accidentes” en un concepto unitario y ordenado de la fachada concebida como límite y presentación del barrio.

El CAP se diseña como una caja perforada en su interior por un patio que resuelve la iluminación y ventilación de todas las salas de espera. Las fachadas se organizan con un tipo de hueco modulado y repetitivo que no refleja la complejidad del edificio. Esta complejidad organizativa se observa en el interior del edificio, estructural en torno a un patio central que refleja en su sección las diferencias programáticas de las diversas plantas. En la planta baja se sitúan los accesos, diferenciando el de área de atención continuada del del resto del edificio, y se ubican la recepción, el archivo, la dispensación y el almacén de farmacia, los despachos de controles médicos, el área de radiología y el área de extracciones y laboratorio, comunicada con el área de atención continuada. La primera planta se destina al servicio de rehabilitación y terapia física. Las plantas segunda y tercera se destinan al área polivalente. En la planta cuarta se encuentra el área del personal sanitario y el área administrativa. En la planta sótano se ubican aparcamiento, almacenes y locales técnicos. El diseño de los elementos de estructura, instalaciones y cierre facilitan las posteriores remodelaciones y redistribuciones interiores.

La sede del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos ocupaba una vivienda unifamiliar aislada en un solar muy pequeño situado en el barrio de Les Tres Torres. La reforma y ampliación de la sede se planteó con una exigencia que condicionaba de forma determinante el proyecto. Ésta era la construcción de un salón de actos con capacidad para 150 personas. Dadas las dimensiones del edificio a ampliar y del solar, la única solución posible era la de ubicar dicha sala en planta sótano ocupando el subsuelo del patio frontal del edificio existente. Para resolver los accesos a la sala de forma funcional y dar una respuesta adecuada a las necesidades de evacuación se diseñó la reforma y ampliación eliminando la escalera del edificio existente. Ésta se desplazó a la nueva construcción juntamente con el ascensor y los servicios higiénicos de cada planta. De esta forma, se liberaba el edificio viejo de circulaciones verticales destinándolo a zona noble de planta baja, y el resto de plantas a oficinas. Los cerramientos exteriores respondían a un planteamiento inicial de respeto a la edificación existente, manteniendo el rebote, pintura y carpinterías originales, excepto en el cuerpo central, en el que la modificación radical hizo necesario un tratamiento de aluminio. La nueva edificación se resolvió con obra vista de ladrillo prensado con mortero de cal. Los pavimentos escogidos fueron el mármol travertino en la zona de la nueva construcción, el parqué de tarima clavada de madera de Iroko en las zonas nobles y el sintético de PVC en las oficinas. La estructura del salón de actos subterránea se resolvió mediante una bóveda de hormigón armado sujetada por los muros laterales de contención de tierras. La bóveda se dejó de hormigón visto utilizando planchas de carrizo para el encofrado.