Edificio aislado de tipología ciudad-jardín. Utiliza el desnivel de terreno y presenta diferentes alturas delante y detrás. La fachada de la calle consta de planta baja y desván, mientras que la fachada trasera tiene tres pisos. Tiene planta compleja con cuerpos rectangulares que sobresalen y tejado compuesto. De la fachada sobresale una pequeña torre con cubierta a dos vertientes. Tiene forjados con trabajos sinuosos. La casa está pintada de blanco y tiene decoración de cerámica con alternancias de blanco y azul formando franjas horizontales. El tejado sigue la misma combinación. Hay un medallón de cerámica con la escena de la Virgen y el Niño.
El Figaró es una población con tradición veraneante desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, potenciada por la existencia del ferrocarril, que facilitó el acceso desde Barcelona. Su estética está próxima al Noucentisme, aunque utiliza algunos elementos de tipología modernista. Se desconoce la datación exacta de la casa y su autor.
Se trata de un edificio aislado de tipología ciudad-jardín, con un pequeño jardín alrededor y varias terrazas. Utiliza el desnivel del terreno y presenta diferentes alturas delante y detrás. La fachada de la calle consta de planta baja y desván, mientras que la fachada trasera tiene 3 pisos. Tiene planta compleja con cuerpos rectangulares que sobresalen y tejado compuesto. De la fachada sobresale una pequeña torre con cubierta a dos vertientes. Tiene forjados tanto a puertas y ventanas con elementos sinuosos de cariz geométrico y floral. La casa está pintada de blanco y tiene decoración de cerámica con alternancias de blanco y azul, formando franjas horizontales. El tejado sigue la misma decoración. La construcción se realiza con muros de ladrillo pintado, cubierta con baldosa vidriada. En la fachada de mediodía se conserva el medallón de cerámica con la escena de la Virgen y el Niño y, debajo, en un rectángulo de azulejo azul, se ven las letras AVE MARIA. Para mucha gente la casa es conocida con el nombre popular del Ave María.
Figaró es una población que presenta una fuerte tradición de veraneo desde finales XIX e inicios del XX, potenciada por la existencia del ferrocarril que facilitaba el acceso desde Barcelona. Su estética es cercana al Noucentisme, aunque utiliza algunos elementos de tipología modernista. Se desconoce la fecha y el autor. El fenómeno del veraneo en el Figaró se inició a principios del siglo XX con la mejora de las comunicaciones que permitió la ocupación de casas antiguas y la construcción de nuevas residencias por parte de veraneantes, procedentes principalmente de Barcelona. La presencia de veraneantes fue aumentando y, así, en 1912 se decía que a la población autóctona había que "agregar en verano un gran número de vecinos de temporada que en el presente año han pasado de 80 familias. El vecindario de la temporada de verano va aumentando continuamente cada año, pues en 1904 lo formaban sólo unas 30 familias, y esto se debe a que no sólo se construyen nuevas viviendas en terrenos aún no edificados sino también otros nuevos y se restauran y embellecen otros, que enseguida pasan a ser ocupadas por forasteros". Las consecuencias de la presencia de numerosos veraneantes fueron importantes para el municipio y la población local. Había, sin duda, preocupantes, como el empleo de casas antiguas, que iba "en detrimento del vecindario fijo, que por esta razón tiende a disminuir", o el aumento general de precios, mientras otros eran positivos (adopción de medidas de higiene pública, activación del sector de la construcción). Actualmente, la huella más evidente del veraneo histórico en el Figaró es la presencia de imponentes torres modernistas, edificios de gran belleza comparables a los que se encuentran en otras localidades del Vallès.