Edificio civil.

Construcción de planta baja, piso, buhardilla y azotea con una torre cuadrada que queda en la parte central de la fachada. Su interés recae en la reforma que se realizó a finales del siglo XIX. Se caracteriza por la gran profusión de elementos escultóricos de tipo ornamental que coronan las aperturas (curiosamente ninguna de ellas de igual forma ni tamaño): rompeaguas con escudos, florones, guirnaldas, figuras humanas; impostas y capiteles con elementos florales y animales; gárgolas animales en los ángulos de la torre. Se accede a la planta principal a través de una escalera de dos tramos con las barandillas esculpidas. La fachada está esgrafiada. Hay un jardín en la parte anterior de la casa, cerrado con una verja de hierro también trabajada con elementos florales.

Es uno de los edificios más característicos del paseo de Vilassar.

No existe la fecha de construcción, pero en las fotografías se puede ver que en 1898 ya estaba construida.

Casa entre medianeras que hace esquina en el recinto medieval amurallado. Presenta planta baja, planta piso y dos plantas más por adición trasera y cubierta plana. Fachadas planas de mampostería rebozada con sillares en la esquina. En las plantas baja y primera hay impostas que subrayan los techos. En la planta baja, hay portales de sillares de piedra con ménsulas de apoyo que hacen esquina y llegan hasta la segunda planta. En la planta primera se halla un ventanal de piedra con arco conopial de tacón lobulado flanqueado por dos capiteles esculpidos con motivos vegetales y ventanas geminadas sin la columna en el resto de plantas. La composición horizontal de la fachada que dibujan las impostas tiene el contrapunto de la verticalidad de las aperturas reforzada en la esquina por las ventanas coronelas de las plantas segunda y tercera sobre la conopial de la planta primera. La coronación del edificio la forma una barandilla-cornisa (CUSPINERA et al.; 2001; PATRIMONIO, 1985).

A lo largo de la época medieval, Granollers va cambiando de jurisdicción (real o señorial) en función de los intereses políticos de cada momento. En los momentos en que perteneció al dominio real, la villa fue obteniendo privilegios que favorecían su organización municipal, como por ejemplo la exclusividad de la justicia real (1219), la elección de alcalde, la elección de cuatro jurados (1356) y la imposición de tributos municipales (1366) vinculado a la construcción de la muralla. En 1418, Granollers pasó definitivamente a poder real y a partir de 1500, con la instauración de la insaculación varios privilegios reforzaron la autonomía de la villa, que se preparaban para el gran momento de Granollers, el siglo XVI (GRANOLLERS, 2001). En el siglo XVI, Granollers había crecido considerablemente, siendo el centro comercial más importante de buena parte de Cataluña, con su feria de los jueves. Los habitantes de Granollers practicaban oficios y daban sus servicios al campesinado de municipios de un buen radio alrededor. Casi todos los habitantes pertenecían a una cofradía, bajo la que se agrupaban los diversos oficios (SESÉ, 1987a). En el siglo XVI, Granollers sobrepasa sus murallas medievales, extendiéndose por las calles de Corró y Barcelona. Significaba el triunfo de la clase menestral y el aumento del poder de las ciudades y el real. En ese momento, la villa de Granollers fue capaz de construir la Porxada, empedrar las calles, se construyeron nuevos edificios, acuñó monedas y se hizo una nueva casa de la Villa (1581-1582). Este aumento de poder del Ayuntamiento deriva del control sobre el mercado y los impuestos que este pagaba.