En esta primera etapa, el catálogo se focaliza en la arquitectura moderna y contemporánea proyectada y construida entre el 1832 –año de edificación de la primera chimenea industrial de Barcelona que establecemos como el inicio de la modernidad– hasta la actualidad.
El proyecto nace con el objetivo de hacer más accesible la arquitectura tanto a los profesionales como al conjunto de la ciudadanía por medio de una web que se irá actualizando y ampliando mediante la incorporación de las obras contemporáneas de mayor interés general, siempre con una necesaria perspectiva histórica suficiente, a la vez que añadiendo gradualmente obras de nuestro pasado, con el ambicioso objetivo de comprender un mayor período documental.
El fondo se nutre de múltiples fuentes, principalmente de la generosidad de estudios de arquitectura y fotografía, a la vez que de gran cantidad de excelentes proyectos editoriales históricos y de referencia, como guías de arquitectura, revistas, monografías y otras publicaciones. Asimismo, tiene en consideración todas las fuentes de referencia de las diversas ramas y entidades asociadas al COAC y de otras entidades colaboradoras vinculadas con los ámbitos de la arquitectura y el diseño, en su máximo espectro.
Cabe mencionar especialmente la incorporación de vasta documentación procedente del Archivo Histórico del COAC que, gracias a su riqueza documental, aporta gran cantidad de valiosa –y en algunos casos inédita– documentación gráfica.
El rigor y el criterio de la selección de las obras incorporadas se establece por medio de una Comisión Documental, formada por el Vocal de Cultura del COAC, el director del Archivo Histórico del COAC, los directores del Archivo Digital del COAC y profesionales y otros expertos externos de todas las Demarcaciones que velan por ofrecer una visión transversal del panorama arquitectónico presente y pasado alrededor del territorio.
La voluntad de este proyecto es la de devenir el fondo digital más extenso sobre arquitectura catalana; una herramienta clave de información y documentación arquitectónica ejemplar que se convierta en un referente no solo local, sino internacional, en la forma de explicar y mostrar el patrimonio arquitectónico de un territorio.
Te invitamos a ayudarnos a mejorar la difusión de la arquitectura catalana mediante este espacio, donde podrás proponernos obras, aportar o enmendar información sobre obras, autores y fotógrafos, además de hacernos todos aquellos comentarios que consideres. Los datos serán analizados por la Comisión Documental. Rellena sólo aquellos campos que consideres oportunos para añadir o subsanar información.
El Arxiu Històric del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya es uno de los centros de documentación más importantes de Europa, que custodia los fondos profesionales de más de 180 arquitectos, cuya obra es fundamental para comprender la historia de la arquitectura catalana. Mediante este formulario, podras solicitar copias digitales de los documentos de los que el Arxiu Històric del COAC gestiona los derechos de explotación de los autores, además de aquellos que se encuentren en dominio público. Una vez realizada la solicitud, el Arxiu Històric del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya te hará llegar una estimación del presupuesto, variable en cada casuística de uso y finalidad.
El nombre del Guixaró está asociado a la masía conocida como Casa Gran del Guixaró. El topónimo se conoce por un documento del siglo XVII. La heredera de esta casa se casó con Francesc Guixaró y desde el año 1627, la casa de payés se conoció con el nombre de Casamitjana i Guixaró. En el siglo XIX, por disputas familiares y problemas de herencias, los Guixaró vendieron la casa y las tierras a Miquel Vilanova i Marsinyach, que era el heredero de la masía de la Sierra de Cabo de Costa de Puig-reig. Este, en 1877, encargó a un ingeniero un estudio técnico para construir una esclusa y un canal.
En 1879, Esteve Comelles i Cluet, de Berga, compró una parte de las tierras de la masía para construir una fábrica de hilados y tejidos de algodón. La fábrica se construyó entre los años 1888 y 1889 y la vieja esclusa, de madera y con un canal de derivación muy pequeño, se construyó en 1895. Ya desde el principio, la fábrica dispuso de turbina para transformar la fuerza de el agua en energía mecánica que diera impulso al sistema de los embarrados y, también, de máquina de vapor, que se utilizaba como a fuente de energía complementaria para contrarrestar las épocas de sequía y la irregularidad del caudal del río Llobregat.
El sr. Comelles no se limitó a construir una fábrica. Eran tiempos de colonias industriales y junto a la fábrica del Guixaró también se construyeron pisos para los trabajadores y un conjunto de servicios y equipamientos para que los obreros tuvieran en la colonia todo lo indispensable para vivir.
Otro edificio que hizo construir, y que se entendía como un "servicio" para los trabajadores, fue la iglesia. Antiguamente, la iglesia del Guixaró estaba situada junto a la fábrica (la casa del director también). Actualmente hay una pequeña capilla en el edificio de las antiguas escuelas. Hasta hace unos treinta años, y desde el origen de las colonias, la religión y el cura tenían un papel primordial en el orden social y la vida cotidiana de la colonia. El cura era quien coordinaba el conjunto de las actividades sociales y festivas; era el ojo vigilante del dueño en la colonia y era quien difundía, entre los trabajadores, el mensaje de que el dueño era como un padre para los trabajadores, una figura protectora que les proporcionaba trabajo, comida, piso y todo tipo de servicios.
En 1902 Esteve Comelles, el fundador de la colonia, murió y la colonia quedó en manos de sus hijos. En 1917 los Comelles la vendieron a Joan Prat Sellés, de Manresa, y este, y otros socios suyos, se la vendieron, en 1929, a Marc Viladomiu i Santmartí, el dueño de Viladomiu Nou. A partir de ese momento, la colonia tomó un nuevo impulso: se construyó la carretera que conecta el Guixaró con Viladomiu Nou; se ampliaron los pisos de los trabajadores con la construcción de las galerías (donde se instalaron los lavabos y lavaderos); se inauguró la nueva escuela (1932) y el campo de fútbol y, finalmente, en 1935 llegó la electricidad y el agua potable.
Después de la Guerra Civil siguieron apareciendo nuevos servicios y equipamientos: nueva esclusa y canal (1942), la guardería (1946), la biblioteca (1948), el teatro (1949) y los pisos nuevos (1953); se fue consolidando la electrificación del sistema productivo de la fábrica y se amplió el espacio industrial (1948-1950). Estas novedades permitieron superar, poco a poco, la miseria y dificultades de los años más duros de posguerra.
A partir de los años 70 del siglo pasado, los indicios de crisis y agotamiento del sector textil y del modelo de las colonias industriales se hicieron más palpables. La colonia fue perdiendo población y se fueron clausurando servicios tradicionales de la colonia como la escuela o la tienda. Finalmente, la fábrica cerró sus puertas a finales de los años ochenta. Tras el cierre de la fábrica, a los trabajadores residentes en la colonia se les ofreció la posibilidad de adquirir sus viviendas en régimen de propiedad. Actualmente, en el Guixaró viven, de forma estable, una cuarentena de personas y la fábrica vuelve a dar actividad industrial.