El local se ubica en los bajos de un edificio del barrio de Gràcia, catalogado con una protección de nivel C (Bien de Interés Urbanístico). Desde los años 90 ha funcionado como bar con licencia mixta. La geometría interior, como en la mayoría de los bajos de edificios entre medianeras de 1900, tiene forma de tubo alargado, con un pequeño patio al final.
Para reformar el antiguo establecimiento, se han tenido en cuenta los siguientes criterios:
Restitución de la fachada: en el estado original, el agujero de entrada de 4,50m de altura se encontraba cubierto hasta su mitad, con rejas de una antigua extracción de humos y un gran letrero opaco. La propuesta elimina estos elementos, volviendo a la composición original y dignificando al conjunto de la finca.
Accesibilidad: se eliminan los desniveles interiores en el acceso, sustituyéndolos por una pendiente suave, inferior al 4% e imperceptible, que va desde la entrada hasta el inicio de la barra.
Iluminación natural: la restitución de la fachada patrimonial, recortando el falso techo original, duplica la entrada de luz desde el acceso. Al final del local, se derriban los cierres del antiguo office y se modifica la distribución de los lavabos para realizar dos grandes aperturas que generan una nueva entrada de luz natural, muy necesaria.
Confort acústico: dada la exigencia acústica de un local de pública concurrencia, se ha revestido el falso techo y parte de los laterales con paneles de corcho, material fonoabsorbente, para evitar la reverberación y reducir la transmisión a los vecinos. Se aprovechan las cualidades plásticas del acabado del corcho como principal motivo decorativo del local.
Una vez completados estos criterios esenciales, la estrategia proyectual consiste en diferenciar dos sectores dentro de un único espacio. En primer lugar, se proyecta la envoltura perimetral, formada por los revestimientos de corcho y de ladrillo, y pavimento y muros con un revestimiento continuo. En segundo lugar, se construye una serie de objetos de obra con sobres revestidos de loseta de mármol, esparcidos por el local. Con sus geometrías, ordenarán los usos:
Envoltura: como hemos comentado anteriormente, el falso techo y las paredes se revisten de corcho, elemento que evoca materiales pesqueros, aprovechando su despiece para generar franjas que marcarán un ritmo a lo largo de todo el local y donde se colocarán las bombillas, flotando. En este falso techo (ya existente) se practican una serie de agujeros para descongestionar el local y acentuar el ritmo hacia el interior, buscando una sensación de iluminación natural cenital. La mayor parte de las paredes cuentan con barras auxiliares de obra, revestidas de baldosa de cartabón blanco/azul y baldosa blanca; los diferentes motivos combinatorios acaban generando murales abstractos que se distribuyen por todo el local y que, de nuevo, evocan arabescas andaluzas. Por último, un pavimento autonivelante continuo se relaciona con las paredes, dando abstracción al conjunto.
Objetos: dos mesitas auxiliares, el tótem, la barra-mostrador y la mesa. Cada elemento, con sus singularidades, da un carácter diferente a cada zona del local, generando ambientes distintos para clientes que busquen diferentes formas de habitarlo. Se diseñan taburetes altos que relacionan el corcho del falso techo con el resto del local. Finalmente, se opta por un fregadero exento en el vestíbulo de los baños, que contrasta con el verde del patio. En conjunto, una serie de elementos que forman parte de los restos de un naufragio ficticio de un gran barco pesquero de mármol.