A pesar de ser fruto de un conjunto de promociones privadas, el proyecto reflexiona sobre el sitio y sobre el programa como si se tratara de un equipamiento público. La zona universitaria se lee como una periferia con una gran vocación urbana, marcada por la presencia de diversas facultades universitarias y algunos equipamientos deportivos. El sitio es leído como un entorno cargado de referencias, al que el edificio responde con un conjunto de volúmenes edificados que muestran una gran vocación de unidad. La planimetría se organiza en tres crujías principales separadas por dos calles longitudinales, que conectan la cota más alta de la Diagonal con los jardines de la parte trasera. El hormigón blanco de toda la fachada cohesiona los volúmenes de diversas dimensiones, y las aberturas se ajustan a un repertorio muy estricto para crear una coherencia estilística. El edificio fomenta el carácter urbano de la zona y presenta una continuidad con los usos existentes.
El Palacio de Congresos de Cataluña se sitúa en el extremo suroccidental de la ciudad de Barcelona, en el acceso por la autopista A-2. Ubicado junto al Hotel Rey Juan Carlos I y sus jardines, el Fitness Center, el Club de tenis Turó y el Club de Polo, ofrece sus dos fachadas principales en la calle de Torre Melina (oeste), y en la avenida Diagonal (norte).
Por tanto, se sitúa en una de las puertas de Barcelona, cercano a muchos equipamientos universitarios, deportivos, financieros, comerciales y hoteleros.
El eje de la avenida Diagonal tiene una gran capacidad hotelera de tres, cuatro y cinco estrellas, y la ubicación en uno de los extremos, de un palacio de congresos, aprovecha al máximo las condiciones que ofrece la ciudad.
El proyecto ha perseguido dotar al conjunto, constituido por edificios de promoción privada, de cierta vocación institucional de edificio público.
Este equipamiento se encuentra en una zona de grandes áreas de vocación urbana. El conjunto formado por los distintos equipamientos y sus jardines acepta esta vocación, generando referencias formales y funcionales propias y autónomas. Un lugar situado en una cota alta que domina el paisaje urbano y abre las vistas a Montjuïc y la costa.
El edificio se descompone en cuerpos facilitando su asentamiento sobre la topografía en pendiente, aprovechando el desnivel entre la avenida Diagonal y los jardines de Torre Melina.
Este mecanismo permite ubicar un gran volumen construido con una presencia amable por la ciudad y, descubriendo el espacio interior, sorprende por su gran unidad volumétrica y espacial, a la vez que en el exterior se presenta fragmentado.
El hormigón blanco, como casi único material exterior, enfatiza este contraste con una composición por agregación.
El edificio se divide en tres cuerpos separado entre sí por dos calles interiores que permiten una comunicación visual entre la avenida Diagonal y los jardines de la Torre Melina, y además proporcionan luz natural a las diferentes salas.