El Passatge del Crèdit se localiza en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona y fue proyectado por el arquitecto Magí Rius i Mulet entre 1875 y 1879.
El pasaje se abre dentro de la manzana definida por las calles de Ferran, Avinyó, Baixada de Sant Miquel y la Plaza Sant Miquel; atravesándola longitudinalmente y disponiendo de dos entradas afrontadas, una desde la calle de la Baixada de Sant Miquel y la otra desde la calle Ferran.
El acceso al pasaje se produce en ambas vías a través de un gran arco de medio punto. Se trata de una entrada monumental, flanqueada por dos grandes pilastras de piedra asentadas sobre un zócalo, con fuste decorado con una serie de pequeñas placas esculpidas con motivos vegetales geométricos y coronadas por un gran entablamento. Encima de este, se desarrolla un arco de piedra adovelado, flanqueado a sendos lados por dos pilastras y con dos medallones donde se dispone el busto de dos figuras alegóricas (Mercurio y América). En el lado de la calle Ferran, la rosca del arco se encuentra decorada con un elemento metálico, que a modo de reja se ancla al intradós del arco; en la tuerca hay empotradas unas letras metálicas "PASAJE DEL CRÉDITO". Destaca de esta entrada -y a diferencia de la de la Baixada de Sant Miquel- la existencia de un nivel construido en la zona del arco, que aprovecha la luz de este para disponer la ventana que vemos hoy en día.
En relación con este último aspecto, cabe resaltar el tipo de cubrición de estos tramos que enlazan ambas calles. Ambos están cubiertos con un forjado de madera con casetones, pero de altura, estructura y acabado muy distintos. Todo parece indicar que el del lado de la calle Baixada de Sant Miquel forma parte del proyecto arquitectónico original, con un artesonado de piezas cuadrangulares que presentan en el centro un florón -también de madera- que combina formas cuadrangulares y redondeadas al follaje. Este techo, que todavía conserva testigos de la policromía original, presenta un estado de conservación bastante deficiente y actualmente está protegido por una red para evitar desprendimientos. En cuanto al techo del lado de la calle Ferran, parece formar parte de una reforma posterior ya que se trata de un artesonado más sencillo sin ninguna decoración y que se encuentra más bajo que el del otro lado del pasaje de crear un nivel intermedio que no existe en la Baixada de Sant Miquel. Sin embargo su estado de conservación es bastante deficiente, en algunos puntos han desaparecido algunas de las placas de madera dejando a la vista la bovedilla de ladrillo de plano del forjado que cubre y hay otras zonas, con poca estabilidad y riesgo de desprendimiento del conjunto.
Como ya se comentaba anteriormente, el Passatge del Crèdit comunica y da acceso a un conjunto de edificios que se distribuyen longitudinalmente a sendos lados de este paso. Se trata de unas construcciones con seis niveles de alzado, disponiendo de planta baja, entresuelo y cuatro pisos más. La planta baja queda destinada a espacio comercial y se caracteriza por la gran altura que presenta, con techos elevados y grandes aperturas enmarcadas por pilastras de hierro que permiten disponer de grandes ventanales que aseguren la entrada de luz. Destaca la decoración con pequeños mascarones que todavía se conservan en algunos puntos de la cornisa que remata la planta baja. El resto de pisos son viviendas, aunque una parte del conjunto acoge actualmente parte de las instalaciones del Hotel Rialto.
Los diversos pisos disponen de aperturas en el pasaje enmarcadas por pilastras de piedra, de tonalidad blanca que contrasta con el color rojizo del revestimiento de la fachada. Destaca el tratamiento y composición de las ventanas en las dos fachadas en las que se localizan las entradas, con un juego de aperturas decreciente hacia los niveles superiores. Esta variación consiste en que en el primer piso la ventana dispone de tres grandes aperturas con balcones, enmarcadas por pilastras de orden jónico, mientras que en el segundo solo dispone de dos. El tercer piso mantiene las dos aperturas, pero se reduce su altura y anchura, que es efectivamente menor en el último nivel.
Destaca también del conjunto la casita de la portería, localizada en la zona descubierta del pasaje y adosada a una de sus fachadas; está construida en hierro, con planta poligonal, cubierta puntiaguda y grandes ventanales que permiten la observación de todo el conjunto desde su interior.
Este conjunto es una de las obras más representativas de la vigente arquitectura del hierro, material que se hace visible en las pilastras de la planta baja y combinado con la piedra del resto de la construcción. Aparece también empleado en los elementos ornamentales (capiteles, barandillas...) que Rius combina con recursos estilísticos de tendencias clasicistas.