El barrio de Montbau, situado en la falda del Tibidabo, junto a Paseo de la Vall d'Hebron, tiene una superficie total aproximada de 31 Ha. La parte hoy construida, o en el transcurso muy adelantado de construcción, se constituye sobre dos unidades residenciales básicas. Están también prácticamente terminados el jardín y el parque de barrio.
Actualmente está en construcción un grupo de unas 70 viviendas unifamiliares en la parte más alta de la vertiente, grupo que no incluiremos en el presente análisis porque está en fase muy poco avanzada y, por lo tanto, sin datos demasiado concretos. El arquitecto de ese grupo es Joan Bosch.
¿Quiénes son los autores de Montbau? He aquí un primer problema concreto que puede conducirnos a consideraciones generales. Por exigencias de programación, el Patronato Municipal de la Vivienda decidió encargar con la urgencia de pocas semanas el Plan Parcial de este polígono a los arquitectos Guillermo Giráldez, Pedro López y Xavier Subías. ¿Con qué criterio se escogieron estos arquitectos? Seguramente por simples razones de proximidad, de relación administrativa, por insuficiencia circunstancial de la propia plantilla técnica, etc.
Pero ¿existía la preocupación de escoger un buen equipo precisamente para uno de los proyectos de mayor envergadura que entonces se gestaban? ¿Al menos hubo la conciencia de que, casualmente y por razones de comodidad burocrática, había caído en las manos de un buen equipo, entonces con un prometedor empuje juvenil?
* el Plan Parcial original fue alterado, tanto en su primera fase, ligeramente, como en la segunda, con un cambio de equipo redactor y de disposición urbanística que lo modificaron sustancialmente.
El barrio de Montbau forma parte de una nueva etapa de actuación urbanística del Patronato Municipal de la Vivienda (PMV) en la que se propone crear núcleos urbanos completos perfectamente diferenciados del resto del tejido urbano, en lugar de construir edificios aislados de una manera dispersa como había hecho hasta entonces. Esto obligó a actuar en terrenos de gran superficie que sólo se encontraban en los límites de Barcelona. Otro cambio importante respecto a anteriores actuaciones es la apuesta clara por la arquitectura moderna. El proyecto de Montbau resuelve la entrega de la ciudad con la montaña con edificios aislados y segregación de la circulación peatonal de la rodada. Coincidiendo con las fechas de realización del proyecto, en 1957 se organizó en Alemania un congreso de técnicos municipales en el que participaron algunos miembros del PMV, que viajaron a Francfort, Colonia, Bonn y Berlín, y visitaron la Interbau y otras zonas de reconstrucción. Uno de los elementos diferenciadores respecto a las anteriores actuaciones del PMV y de otros promotores públicos es la dotación de equipamientos sociales y la voluntad de crear un barrio de cierta complejidad que reflejase la diversidad social, lo que implicó la construcción de un programa variado de viviendas de 2, 3, 4 y 5 habitaciones agrupadas en torres, bloques y viviendas unifamiliares. Los espacios públicos y colectivos también responden a ese deseo. El proyecto inicial fue redactado por los arquitectos Xavier Subías, Pedro López Iñigo y Guillem Giráldez, que siguieron los postulados de los CIAM. Sin embargo, la segunda fase fue modificada en 1962 por un grupo heterogéneo de arquitectos que doblaron la densidad de viviendas y definieron una trama urbana más cerrada, con plazas rectangulares limitadas por bloques en L. Este grupo de arquitectos estaba formado por el Manel Baldrich, Bonet Castellana, López Iñigo y Soteras. El conjunto de viviendas unifamiliares de la parte más alta fue proyectado por Joan Bosch. En 1963 y después de que Le Corbusier, ya muy mayor, rechazara el encargo, se celebró un concurso para construir la iglesia de Montbau que ganaron los arquitectos Vayreda y Montguió. Según el arquitecto Fernando Marzá, el impacto que produjeron las ideas de Bonet Castellana en el arquitecto Oriol Bohigas al plantear esta segunda trama más densa y cerrada de espacio urbano sería el punto de inflexión que le llevaría a proponer un nuevo urbanismo más compacto que el de los CIAM.
En 1957, cuando se aprueba el planeamiento de la primera unidad residencial básica del barrio de Montbau, la población de Barcelona era de 1.466.937 habitantes, pero sólo 7 años antes el padrón municipal la cifraba en 1.280.179. Estas cotas de crecimiento nunca antes vistas requerían, por parte del ayuntamiento, respuestas contundentes a la demanda y ubicación de toda esta población. Desde 1927 es el Patronato Municipal de la Vivienda el encargado de impulsar, construir y gestionar el parque público de vivienda de la ciudad, así que parece lógico que fuera este organismo el encargado de hacer frente a este nuevo y urgente requerimiento. Cabe añadir que también en torno a estas fechas surge el llamado Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, más conocido por sus siglas CIAM, fundado en Suiza y liderado por Le Corbusier. Es este un lugar de encuentro y debate sobre puntos tan relevantes como la técnica moderna y sus consecuencias, la estandarización, la economía, el urbanismo, la educación de la juventud o la arquitectura y el estado. Una de sus proclamas concluía que los problemas a los que se enfrentaban las ciudades podían resolverse mediante la segregación funcional y la distribución de la población en bloques altos de apartamentos en intervalos extensamente espaciados. La construcción del polígono de viviendas Montbau queda enmarcada dentro de este contexto, local e internacional, y es un reflejo. Es, pues, adecuado reconocer esta intervención dentro de su contexto histórico junto con las muchas contradicciones, la multiplicidad de autores y un cierto anacronismo cultural en el que se desarrolló. Planificado en dos etapas básicas, la primera (SO) fue redactada por Giráldez, López-Iñigo y Subías y aprobada en 1957. La segunda (NE), aprobada en 1962, fue redactada por Baldrich, Bonet, López y Soteras. Posteriormente, en 1964 se aprueba la construcción de casas unifamiliares, por el arquitecto Agustí Bosch. El centro parroquial y la iglesia son las construcciones que se concluyeron más tarde, en 1975. Se convocó un concurso que tuvo como ganador el proyecto de Monguió y Vayreda. En cuanto a la planificación, y aunque ahora la ciudad no se plantearía desde este punto de vista de barrio aislado, perfectamente limitado y diferenciado del resto del tejido urbano, en ese momento podía parecer lógico adoptar un criterio de repliegue en zonas libres, más económicas y de tramitación administrativa más fácil. Desde este punto de vista podríamos decir que esta distribución precisa de bloques, torres y viviendas unifamiliares con amplias plazas, una “faja comercial” en las plantas bajas y diferentes equipamientos, edificada en las faldas del Tibidabo, se presenta como un ejemplo representativo del urbanismo barcelonés de la posguerra. Pero justamente por eso todavía cobra más valor su modernidad y apuesta importante por la dotación de equipamientos sociales y por la recreación ex-novo de un barrio con una rica complejidad y diversidad social. El proyecto supuso una alineación con la arquitectura internacional de vanguardia y la actualidad nos muestra una buena referencia experimental para futuras actuaciones en barrios de nueva creación.