La Casa Golferichs, conocida habitualmente como el "Xalet", fue proyectada en 1901 por el arquitecto Joan Rubió i Bellver como residencia por el Sr. Macari Golferichs. Esta fue una de sus primeras experiencias en el tema de la vivienda unifamiliar, que después se convertiría en una de las constantes principales de su obra con ejemplos como la Casa Roviralta de 1913, o la Torre de los Pardals de 1919.
La alteración que supuso la construcción del edificio anexo y el cambio de uso residencial por el de centro de enseñanza era bastante patente y suponía uno de los puntos principales a resolver en la propuesta. Construido con modestia en sus materiales y sistemas estructurales, colapsó desde el principio la lectura de la Casa Golferichs como chalé, es decir, como construcción exenta por tres de sus lados. Este edificio impedía no sólo la contemplación y recorrido perimetral de la Casa, sino que eliminaba el importante alero e imposibilitaba el acceso al pequeño patio trasero. Uno de los primeros objetivos era, pues, devolver al chalé su cariz original.
A tal efecto, se derribó el sector posterior del edificio anexo rehaciendo un nuevo núcleo de comunicaciones. La actuación en este punto se valoraba como primordial puesto que establecería la futura relación entre los dos edificios. La nueva escalera se adosa a la medianera y los servicios se concentran a su alrededor. Esta solución libera el máximo de superficie en planta y permite obtener una fachada transparente. Por un lado, esto posibilita incorporar la nueva pared de la escalera, la medianera existente y la fachada del edificio dentro de un mismo sistema de ordenación; por otro, la querida relación visual de cada vestíbulo con la cercana Casa Golferichs. La tradicional tipología del Eixample, donde las ligeras galerías se abren en el patio trasero, se recuperaba aquí por la necesidad de reconstruir una nueva fachada y dar un nuevo acceso al edificio.
En el interior de la Casa Golferichs, bastante dañado y deteriorado en muchos lugares, se valoró especialmente la estructura espacial y distributiva donde las diferentes salas se disponían en torno a un núcleo central, provocando una serie de visuales y transparencias. Si bien la mayoría de los elementos, como techos, arrimaderos, escaleras, esgrafiados, etc., fueron completados o rehechos siguiendo miméticamente el modelo existente, en algunos casos puntuales la singularidad o el emplazamiento estratégico de algunas piezas aconsejó buscar el contraste. Este contraste, basado en las diferentes texturas y lógica constructiva de un material moderno como es el acero inoxidable, se incorpora de forma sobrepuesta y objetual.