Ubicado en el distrito de Horta Guinardó, la Torre y el Laberinto de Horta se encuentran en medio del Parque del Laberinto, parcela de 9'1 hectáreas delimitada por la calle Germans Desvalls, el Passeig dels Castanyers, el Camí de Valldaura y el Turó del Castell del Fortí. El acceso principal al parque se produce desde el Paseo de los Castaños, frente al Velódromo de Horta.
Situados en un antiguo punto de vigilancia, el conjunto consiste en una fastuosa torre rodeada de unos jardines en cuyo centro se encuentra un laberinto de topiaria.
La Torre de los Marqueses de Alfarràs es un gran edificio en forma de nave que se desarrolla en torno a una primigenia construcción defensiva de planta circular hecha de cantos rodados y mortero. Tiene planta irregular y diferentes cuerpos adosados, la estructura en alzado de la torre comprende planta baja, entresuelo, planta noble y buhardilla bajo un conjunto de tejados de laderas. Adosados al cuerpo central, dos cuerpos secundarios de desarrollo semicircular formados en alzado por una planta y un piso abarcan el patio de acceso al edificio, de forma circular y delimitado por una alta valla de obra.
Las fachadas del edificio confieren al conjunto un interesante juego de perspectivas a través de los inusuales volúmenes arquitectónicos que le caracterizan. Estas fachadas estructuran sus aperturas en ejes verticales de ritmo regular: arcos de herradura apuntada en la planta baja, arcos de trébol en el entresuelo, ventanas geminadas polilobuladas en la planta noble y óculos tetralobulares en el desván. Los muros de fachada están hechos de obra de ladrillo revestidos con esgrafiados que configuran una filigrana de elementos de inspiración árabe. Las barandillas de los balcones y ventanas están hechas de hierro forjado. La puerta principal, consistente en un gran arco de herradura apuntada, está enmarcada por cuatro semicolumnas de orden corintio arabizando cuyo entablamento soporta la losa del balcón central, coronado por un arco de mocárabes y el escudo de la familia Desvalls.
Corona el edificio una cornisa moldurada que sirve de basamento de una barbacana de almenas que enmarca todo el edificio. En términos generales, esta casa en las corrientes exóticas del s. XIX, voz de la moda orientalista de la época.
Los interiores, muy degradados en la actualidad, conservan los forjados originales, con vigueta de madera y bovedilla.
El Parque, que pasa por ser el más antiguo que conserva en el Principado, fue concebido originalmente en estilo neoclásico. Los jardines son estructurados en un terreno en pendiente, sobre cinco grandes terrazas escalonadas vertidas en el barrio de Horta y en perspectivas rasantes. El diseño de estos jardines pretendía emular a los más llamados jardines italianos de la época: monumentales escalinatas y rampas, juegos de agua diseminados por doquier y una gran riqueza vegetal, escultórica y de ornamentación arquitectónica. En cada uno de los elementos que conforman el parque y su decoración exuda un trasfondo ilustrado muy vinculado a la mitología y el mundo clásico.
En la primera terraza, vecina a la torre, se localiza el jardín doméstico, un bosquecillo de arbustos y flores construido por Elies Rogent en 1880 y al que se accede desde la misma torre y desde el jardín de los arbustos. Este último consiste en un jardín simétrico de arbustos cortados en formas geométricas coronado por una doble escalinata y al que se accede por una reja flanqueada por unos montantes de piedra sobremontados de dos leones de mármol. Estos leones dan nombre a la plazoleta de los leones, que articula de forma radial los caminos que conducen hacia la siguiente terraza.
La segunda terraza se encuentra un lavadero y un bosquecillo conocido como Jardín de las Flores.
El elemento principal de la tercera terraza es el laberinto, hecho con una línea de más de 750 m de cipreses recortados que dibujan un complejo entramado de caminos destinado al ocio y al juego. Decoran el laberinto relieves y esculturas vinculados al amor y el mito de Ariadna y Teseo. Justo al lado del laberinto, un frondoso bosquecillo contiene la gruta del Minotauro.
Una gran escalinata doble que contiene una pequeña gruta con esculturas referentes al mito de Eco y Narciso sobre un gran estanque circular conduce hasta la cuarta terraza. Esta terraza, ornamentada con diversas fuentes y galerías de bustos, destaca por la presencia de los dos templetos circulares dedicados a Ariadna y Danae. En esta terraza arranca una gran escalera interrumpida por dos puentes planos que salvan el desnivel del canal romántico, un largo bancal de agua que contiene, en su extremo, la isla del amor. Cuando se reanuda la escalera se accede a la quinta terraza, cuya perspectiva viene centrada por el Pabellón de las Nueve Ninfas, una construcción jónica de planta cuadrangular que refleja su fachada sobre un amplio lavadero cuadrangular. Coronando el parque y cerrando esta perspectiva encuentra la fuente de la Ninfa Egeria.
En el fondo del valle se encuentra el Jardín Romántico, articulado por una serie de parterres de hiedra en medio del bosque. Este jardín está animado por una serie de elementos arquitectónicos vinculados al ocio como son el falso cementerio y la cueva del ermitaño, la cabaña del labrador, la cascada sobre piedras, el embarcadero del canal y el jardín en la japonesa.
Los orígenes del conjunto se remontan al s. XI, cuando se construyó la Torre Sobirana, una construcción defensiva de planta circular hecha de piedra. Sin embargo, parece que a partir del s. XII alrededor de esta torre se construyeron una serie de anexos habitables de los que poco se conserva. La lejanía de sus orígenes hacen que no haya noticias documentales sobre los propietarios de la torre hasta finales del s. XIV, cuando pertenecía a Pere Marquès, notario de Barcelona. A partir de entonces la torre y sus dependencias pasaron por muchas manos, por lo que se supone que el edificio iría siendo transformado de forma paulatina. Sin embargo, la mayor transformación de la finca se viviría a finales del s. XVIII, a manos de Josep Antoni Desvalls, marqués de Llupià y de Alfarràs. En este período, entre 1791 y 1794, el maestro de obras Jaume Valls y el ingeniero y escultor genovés Domenico Bagutti se encargaron del diseño del jardín, que fue adornado por esculturas del propio Bagutti.
A mediados del s. XIX la antigua torre de vigía fue completamente envuelta por un gran edificio de pretensiones palaciegas siguiendo el gusto y la moda de la época. Efectivamente, la torre sería ampliada con dependencias de estilo arabizante, dando lugar a la actual configuración exterior del edificio.
En 1853 el arquitecto Elies Rogent remodeló parte de los jardines y construyó el canal que cruza la finca por la parte norte.
En 1967 la familia Desvalls permutó su finca a cambio de unos terrenos en la Avenida Diagonal. Después de un largo proceso de mejora del jardín, en 1971 este abría sus puertas como jardín público. A partir de 1986, la Escuela Taller de Rehabilitación del Patrimonio de Barcelona se instaló en el cuerpo lateral del edificio con el fin de restaurarlo. En 1994 se aprovecharon los fondos europeos para una nueva restauración del conjunto. En la actualidad, el edificio alberga, a pesar de su estado de ruina parcial, una escuela de naturaleza de los Parques y Jardines de Barcelona.