La edificación se organiza alrededor de un patio que articula una secuencia de espacios intermedios. En planta baja, un pórtico abierto a la ciudad anticipa la puerta del edificio y filtra la relación entre el espacio público y el patio comunitario que actúa como una pequeña plaza para la comunidad. En lugar de entrar directa e independientemente desde la fachada exterior a cada vestíbulo del edificio, los cuatro núcleos de comunicación vertical se sitúan en las cuatro esquinas del patio, de manera que todos los vecinos confluyen y se encuentran en el patio-plaza. En planta tipo, se accede a las viviendas a través de las terrazas privadas que conforman la corona de espacios exteriores que dan al patio. La planta general del edificio se organiza en una matriz de habitaciones comunicantes. Se trata de 114 espacios por planta, y 543 en el edificio, de dimensiones semejantes, que eliminan pasillos tanto privados como comunitarios para obtener el máximo aprovechamiento de la planta. Los espacios servidores se disponen en el anillo central mientras el resto de habitaciones de uso y tamaño indiferenciado, de unos 13 m2, discurren en fachada ofreciendo distintos modos de habitar. Otra terraza en la corona exterior completa la secuencia espacial, la enfilade de espacios interconectados por grandes aberturas, permeables al aire, la mirada y el paso.
Las 85 viviendas se distribuyen en cuatro agrupaciones y un total de 18 viviendas por planta. Alrededor del núcleo se articulan cuatro o cinco viviendas, de manera que todas las tipologías tienen ventilación cruzada y doble orientación.
Las viviendas constan de cinco o seis módulos, según sean de dos o tres habitaciones. La cocina abierta e inclusiva se sitúa en la habitación central, actuando como pieza distribuidora que sustituye a los pasillos, a la vez que permite visibilizar el trabajo doméstico y evitar roles de género.
La dimensión de las habitaciones, además de ofrecer una flexibilidad basada en la ambigüedad de uso y en la indeterminación funcional, permite una crujía estructural óptima para la estructura de madera. Al tratarse de vivienda social, para lograr la viabilidad económica se ha optimizado el volumen de madera necesario por m2 de construcción hasta llegar a 0,24 m3 por m2 de superficie construida.