La posición de la Torre Diagonal Zero Zero es excepcional al estar situada en el origen de la Diagonal, la principal avenida de Barcelona, y al encontrarse en la frontera de las grandes áreas de la zona Fórum, a orillas del mar. Esta torre, hecha a medida para albergar la sede corporativa del Grupo Telefónica y sus principales departamentos mundiales de I+D, es un edificio contextual con una relación simbiótica con el entorno. Se trata de un prisma trapezoidal, agudo y estilizado, ligero y de color blanquecino, que se aprovecha de la forma del diamante del solar. A través del vidrio extraclaro del muro cortina se revelan volúmenes dinámicos que responden a las diferentes especificidades del programa interior y se relacionan con las distintas alturas de los edificios cercanos. Las plantas de oficinas estándar son diáfanas, aprovechando el sistema estructural de la torre: un núcleo central de soporte y una estructura perimetral a lo largo de la fachada permiten una planta libre de pilares.
La Torre Diagonal ZeroZero es la última incorporación en el perfil urbano de Barcelona. Su posición es excepcional. Se ubica cerca del mar, en el origen de la Diagonal, la principal Avenida de Barcelona. Es muy visible desde la ciudad y desde la costa, y se encuentra en la frontera entre la ciudad consolidada y las nuevas grandes áreas de espacio público de la Zona Fórum.
El proyecto toma esta condición múltiple como una oportunidad para generar una torre contextual que es a la vez un hito y un espacio público, tomando las alineaciones del perímetro del solar como generatrices del edificio. Es un prisma trapezoidal agudo y estilizado, una construcción blanquecina ligera y reverberante. Su transparencia revela los volúmenes interiores dinámicos y variados que responden a las distintas especificidades del programa y que se relacionan con las distintas alturas de los edificios vecinos.
La forma externa responde a la ciudad y la visión lejana, y las formas internas a las funciones y la visión cercana, dando respuesta a las dos escaleras simultáneas que este tipo de edificios debe resolver. La planta baja sigue la pendiente de las calles adyacentes y se desarrolla en tres plantas abiertas al público. Esta condición, extraordinaria en un edificio corporativo, donde la seguridad es un tema crítico, permite una relación directa con las dinámicas de la ciudad, en un beneficio mutuo.
Dentro del volumen del edificio se generan cuatro puntos singulares que enriquecen el conjunto y generan una experiencia variada del interior: el atrio del vestíbulo principal, de 30m de altura y orientado hacia la Diagonal; un atrio en la planta 17 que llega hasta la coronación del edificio, orientado hacia el Maresme; la terraza y el doble espacio de la Sala del Consell, ubicada en la planta 23; y el salón de actos para 350 personas, que ocupa dos plantas y que se desdobla en una platea y dos anfiteatros que pueden ser independizados y funcionar autónomamente para grupos más pequeños, de modo que se pueden realizar tres eventos simultáneamente.
Las plantas de oficinas son diáfanas, aprovechando el sistema estructural adoptado, un esquema tube-in-tube modificado, con un núcleo central portante y una estructura perimetral en la fachada. Esta estructura perimetral se desdobla en dos partes: unos pilares interiores de sección muy pequeña y muy esbeltos que sólo trabajan a compresión, y elementos exteriores que resuelven los esfuerzos horizontales y de torsión. Los forjados son losas macizas de hormigón de 30 cm que transmiten estos esfuerzos horizontales al núcleo central, formando un mecanismo estructural combinado.
Los elementos de riostra forman un entramado romboidal en la fachada que sigue las solicitaciones estáticas de cada parte del edificio, con mayor concentración de elementos resistentes en las partes bajas y con menor densidad en las partes altas. Este entramado crea una presencia luminosa y cambiante en el exterior, reforzando la ligereza de la torre y generando 4 alzados diferentes que cambian constantemente según las condiciones de luz y clima.
La fachada consiste en un muro cortina modular de perfiles de aluminio blanco y vidrio extra-claro parcialmente serigrafiado con pintura cerámica, siguiendo un patrón vertical que refuerza la esbeltez del edificio y contribuye a su imagen blanquecina cambiante. En combinación con la estructura interior, dispuesta cada 1,35 metros, y la estructura exterior, este serigrafiado contribuye a la difusión de la luz solar y al control del deslumbramiento, generando unos interiores de mucha calidad perceptiva y notable confort visual.
La principal estrategia de sostenibilidad de este edificio ha sido su enfoque de diseño austero, propiciado por la necesidad de cumplir con un presupuesto muy ajustado. Esta condición ha llevado a buscar la solución más eficiente para cada problema de diseño, que a menudo ha significado elegir los sistemas y materiales debido a su capacidad para duplicar su función. Así, el núcleo de hormigón interior no está revestido y desempeña el papel de material de acabado bellamente texturado; las celosías exteriores no sólo son un elemento estructural clave, sino que proyecta sombras profundas en la fachada reduciendo la radiación solar; la serigrafía en el muro cortina ayuda a controlar la luz solar y reduce las necesidades de mantenimiento debido a su patrón similar a los depósitos de agua salada procedente del mar cercano; la iluminación artificial se utiliza también como iluminación espectacular por el simple diseño de dos temperaturas del color de las lámparas que diferencian a los atrios de los otros espacios de la torre. Este enfoque ha supuesto no sólo una reducción sustancial del número de materiales utilizados en la construcción, sino que también nos ha permitido centrarnos en los aspectos más importantes de su construcción y la definición clara y austera de sus espacios.