El Fossar de la Pedrera es una fuerte depresión de la Montaña de Montjuïc consecuencia de la explotación de una antigua extracción de piedra. La depresión se utilizó como foso común y, por lo tanto, fueron enterrados los cuerpos de quienes murieron en circunstancias de encarcelamiento y persecución. Así pues, es donde reposan los cuerpos de muchos inmolados por defender las libertades de Cataluña.
El acceso al recinto se realiza desde la finalización de uno de los caminos antiguos del cementerio. A partir de aquí el caminante pasa por una zona intermedia que actúa de filtro entre el espacio exterior y el recinto más íntimo y en cierto modo sacralizado del foso, entre una serie de cipreses ya existentes y pilares de piedra donde se han grabado los nombres de quienes fueron enterrados víctimas de los fusilamientos desde 1939.
A partir de este filtro se extiende todo el espacio del entierro, que queda enmarcado por los grandes acantilados de la antigua cantera y que dan el tono dramático del paisaje.
La banda Este del Fossar es la parte monumental que constituye un fondo arquitectónico y un punto de vista sobre la planta continua y homogénea de los entierros colectivos. Un muro de piedra soporta los dos planos inclinados que forman el eje monumental. Este queda confirmado por una escalinata de acceso que nos conduce, finalmente, a la tumba del presidente Lluís Companys.
El mausoleo está rodeado de agua, excepto en el punto de acceso. Se trata de una estructura muy simple que debe dar solemnidad al emplazamiento, pero que, al mismo tiempo, debe evitar monumentalismos excesivamente presidenciales dentro de la estructura fundamental comunitaria del conjunto. Es un elemento hecho de dos arcos de hormigón que se aliviaron con unas planchas arqueadas de hierro pavonado. Esto determina un espacio cubierto, dentro del cual y debajo de una losa de mármol, se ubica la tumba. La modestia de la construcción quedaría subrayada por la calidad del entorno: el muro de piedra y los reflejos de la superficie del lago.
