El proyecto tiene como cuestión prioritaria hacer compatible el funcionamiento diferenciado de los espacios del edificio y su encaje en la particular volumetría urbana del entorno.
En una visión amplia del territorio, la pertinencia de la parcela en el 22@ impone la construcción de un edificio por la Barcelona del siglo XXI, en una zona de la ciudad que cambia la volumetría tradicional del Eixample.
En una visión más cercana, el edificio formará parte de una manzana en la que se impone el protagonismo formal de la torre Agbar y la presencia de otras dos edificaciones, cuyos volúmenes, como en la manzana vecina, no dan continuidad en la fachada de la Diagonal y se presentan como edificios aislados orientados en el eje mar-montaña.
Desde el punto de vista funcional, el edificio debe asumir la complejidad programática, a través de un edificio unitario y dar cabida a tres entidades de distinta consideración (CAP, centro social y viviendas protegidas), donde el carácter público o privado son cuestiones para tener en cuenta.
Proponemos un edificio unitario, mezcla de distintos volúmenes.
Un zócalo de dos alturas apoyado en las calles Ciutat de Granada y Bolívia, contiene las dependencias destinadas a CAP y Casal de barrio y al mismo tiempo sostendrá los tres volúmenes destinados a viviendas.
Su distribución en forma de abanico es fundamental para resolver el soleamiento de las viviendas y para entender y completar la parcela.
Así es como el nuevo edificio, a pesar de su menor dimensión, no sólo es capaz de "reequilibrar" el protagonismo de la torre Agbar dentro de la parcela, sino que, a través de la secuencia de huecos y llenos, logra establecer un diálogo con los edificios de la parcela vecina.
El orden de la fachada continúa desaparece y se impone un "nuevo orden" volumétrico, permeable entre la calle y el interior de manzana.