El instituto La Llauna es un proyecto de Enric Miralles y Carme Pinós de rehabilitación y adecuación de una fábrica de principios del siglo XX -La Fábrica Gottardo de Andreis Metalgraf Española, conocida popularmente como "La Llauna"- para convertirse en un Instituto de Educación Secundaria en Badalona.
Una de las estrategias más destacables del proyecto es su posicionamiento con respecto a la preexistencia. Se hace un desperdicio en el edificio en ciertos puntos clave para mejorar la calidad de los espacios y la relación entre ellos, así como para destacar la intervención dentro del edificio original.
En otros puntos, sin embargo, el construido queda simplemente desnudo o hace de base por la adición de nuevos volúmenes que generan nuevos espacios. El resultado es una intervención que respeta la preexistencia resignificándola y haciéndola partícipe del nuevo funcionamiento del edificio.
El acceso, situado en la calle Sagunt, es uno de los ejemplos de la estrategia explicada. Este se configura a través de una gran puerta corredera metálica que dibuja una curva en el suelo con su apertura. Esta se encaja en una franja vertical en fachada formada por aperturas en las plantas superiores, vaciando la fachada original y destacando la entrada al nuevo instituto a través de este nuevo encaje. El acceso da paso a una gran planta baja libre, que se diseña como el espacio amplio que carece en la calle por donde se accede al instituto, dejando únicamente la estructura original de la fábrica y arrinconando a toda por un lado los servicios imprescindibles como la conserjería o la secretaría. Este diseño de la planta baja como nuevo espacio público, se ve reforzado por la colocación de elementos típicamente urbanos como farolas o aparcamientos para bicicletas.
A través de la planta baja se puede acceder al núcleo de escaleras; por el lado donde quedan los servicios como la conserjería, directamente a través de unas escaleras, y por el lado de este nuevo espacio libre, a través de tres grandes rampas que complementan la experiencia deseada en este gran espacio y se detienen a la altura de las vigas de celos que aguantaban el forjado. A partir de este punto, unas escaleras continúan el acceso hasta el hall situado en la planta primera diseñado como punto de reunión entre las aulas, ubicadas en la primera y segunda planta. El hall se presenta como un espacio amplio a doble altura gracias al vaciado de los forjados, que permite establecer relaciones visuales con los pisos superiores e inferiores, convirtiéndose en un balcón sobre la entrada.
Los materiales utilizados en la intervención son principalmente tres: bloque de hormigón, hierro y madera. los dos primeros materiales ya están presentes en el edificio original y dejan la madera como elemento que aporta calidez y domesticidad a los espacios, y que rompe más con la estética típicamente fabril. Así, los bloques de hormigón se utilizan principalmente en los nuevos cerramientos interiores, mientras que el hierro se emplea para la estructura de los elementos más ligeros y apoyados en la estructura original como escaleras o dispositivo de entrada. La madera complementa en muchas ocasiones la estructura metálica configurando los escalones, barandillas o incluso el pavimento, y también se utiliza para elementos como los bancos.