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Colonia Rusiñol
A medio camino entre la colonia y la fábrica urbana, Can Remisa contaba con viviendas, una capilla, un economato, una fonda y una pequeña escuela. A lo largo de la década de 1880 la familia Rusiñol amplió la colonia y construyó un imponente casal bautizado por Santiago Rusiñol como el Cau Faluga, una verdadera joya del modernismo industrial. El conjunto amurallado, entre el río y los campos de cultivo, está presidido por la chimenea, una atalaya cilíndrica que supera los 40 metros de altura y el imponente casal de los dueños, edificio que muestra rasgos eclécticos, a caballo entre la arquitectura romántica y la modernista. En varios puntos de la colonia existen elementos modernistas, como farolas con forjados, aunque la colonia es propiamente de estilo premodernista. Está delimitada por un muro hecho de cantos rodados y cemento. La colonia se estructuraba linealmente con las naves preparadas para la ampliación y, frontalmente, y en otro eje paralelo, estaban las viviendas de los obreros y el piso del propietario, que venía a residir en temporadas. También se estructuraba en torno a un gran espacio libre con un edificio de piso para los propietarios -muy interesante-, una nave de trabajo de planta baja y dos pisos con un cuerpo de edificio central que muestra la intención de una ampliación, que nunca se llegó a realizar, y dos cuerpos de viviendas para los obreros.1857
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1971 - 1972
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Museo del Ter
El proyecto se basa en la remodelación de la antigua fábrica Sanglas y tiene como objetivo recuperar la tipología esencial de la fábrica de río de forma alta y alargada. Por este motivo, se han eliminado todos los añadidos que desvirtúan su forma originaria y se ha añadido un nuevo cuerpo vertical que continúa y completa la estructura de fábrica de río que concentra las partes necesarias para el funcionamiento de un museo contemporáneo: escaleras, ascensores, montacargas, dirección y servicios. El nuevo cuerpo actúa como una torre que conecta los tres niveles del edificio. Toda la intervención otorga el máximo protagonismo al volumen convertido en museo. El acceso principal se realiza a través de la plaza que crea la nueva ampliación. En planta baja y en el primer piso se distribuyen las piezas del museo de la industria y la historia territorial. En el segundo piso se ubican la sala de exposiciones temporales, salón de actos y el centro de estudios de río. La arquitectura, con esta yuxtaposición de lo histórico y lo moderno, se convertirá en el primer ingrediente que explica los contenidos del museo y, al mismo tiempo, en la primera pieza del futuro parque del río Ter.1997
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Mercado Municipal de Manlleu
Colomer-Rifà, Comas-Pont Arquitectes, Ramon Colomer i Ordeig, Jordi Comas i Mora, Anna Pont i Armengol
El edificio se sitúa respetando la plaza existente y asomándose a la calle pintor Guàrdia para que sea visible desde la avenida de Roma. El volumen propuesto equilibra la relación vacío-lleno con la plaza a favor del vacío, consiguiendo la aparición de una zona de aparcamiento en superficie desde la calle Mercat. Se plantea conseguir un espacio completamente diáfano y unitario en el que la luz sea la gran protagonista. Así se plantea una estructura metálica unidireccional este-oeste con soportes puntuales en los extremos en la zona del mercado. Una piel continua que unifica fachada y cubierta se pliega generando diferentes alturas que permiten la entrada de luz de norte y sur y posibilitan la ventilación cruzada. Esta piel se desdobla creando los porches de los accesos principales (desde la calle pintor Guàrdia, plaza del Mercat y aparcamiento en superficie). La protección solar en diferentes intensidades de las aperturas en sur y en las fachadas principales (sudeste y suroeste) permiten conseguir la atmósfera propia de los mercados mediterráneos: iluminación tenue y ambiente relajado, fresco en verano y cálido en invierno, similar a un umbráculo. Se potencia la conexión visual exterior-interior con la transparencia de la planta baja y con la continuidad del pavimento interior del mercado hasta el espacio urbano de la calle Pintor y Guàrdia como si fuera una estera que invitara a entrar. El edificio se integra en el entorno con una cubierta fragmentada (gracias a los pliegos) que recuerda la escalera de las viviendas unifamiliares en hilera colindantes, de modo que se preserva la visual que se pueda tener desde las viviendas vecinas y desde los pisos superiores de la escuela.2011
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Pasallis. Embarcadero y Puente de Peatones Inundable
SAU - Taller d'Arquitectura, Lluís Jordà Sala, Pol Jordà Sala
El proyecto tiene como principal objetivo transformarse en un catalizador de las actividades lúdico-culturales, deportivas y pedagógicas alrededor del cauce del río. Se puede explicar desde 3 estrategias básicas: En primer lugar desde la lógica territorial para potenciar los cauces de los ríos como espacios de interés paisajístico; en segundo, desde la estrategia urbana para consolidar el eje verde lúdico-cultural tangente al río; y por último, desde la solución técnica adoptada, una acción muy puntual de bajo impacto ambiental. LA LÓGICA TERRITORIAL, LA ESCALA SUPRAMUNICIPAL: LA LLERA. El proyecto persigue el objetivo de recuperar la actividad en los cauces del río. Los cauces, por definición, siempre han sido magníficos ecotonos, es decir, espacios que viven del ecosistema propio del río y del inmediato contiguo, espacios intermedios. Estos espacios tienen una gran riqueza paisajística y ambiental. En su paso por los núcleos urbanos se han abandonado, canalizando el río y formando una barrera entre el espacio inundable y el no inundable. La propuesta parte de la convicción de que si devolvemos la actividad en estos espacios y difuminamos el límite entre río y ciudad, les enriqueceremos potenciando así el mantenimiento y el sentimiento de pertenencia. LA LÓGICA MUNICIPAL, LA ESTRATEGIA URBANA: EJE VERDE Y LA DEVESA. Manlleu ha vivido por y gracias al río: la actividad agrícola e industrial se ha beneficiado de la traza del Ter. Si se analiza la estructura urbana se puede ver cómo en los períodos de gran desarrollo urbano, el pueblo ha dado la espalda al río. En los últimos años se ha ido potenciando el ámbito a base de espacios libres, dotaciones culturales, zonas deportivas... Así pues, aparece un nuevo eje lúdico-cultural tangente al río en el cauce izquierdo. Un eje a potenciar. Un eje que comienza en la estación de la RENFE, en el extremo más de poniente, y continúa a través de la zona deportiva, los parques infantiles y el Paseo del Ter hasta llegar al Museo del Ter, en el extremo más de poniente levante. Justo aquí, donde hay un quiosco y un pequeño embarcadero para kayaks, la traza del río forma un meandro y genera una gran dehesa de unas 30ha en el cauce derecho. El principal objetivo del proyecto es permitir el salto del cauce izquierdo a la derecha desembocando todo este eje lúdico-cultural en un gran ámbito hasta ahora residual. De esta forma Manlleu gana 30.000m2 de espacio libre. Un espacio cargado de posibilidades, desde las puramente contemplativas (pasear por la dehesa es un lujo), hasta deportivas (creación de nuevos espacios naturales para la práctica del deporte respetuoso con el medio). También se pueden potenciar actividades de carácter pedagógico, casi como una extensión del Museo del Ter, un museo al aire libre donde se puede entender y explicar, no solo la importancia del río y de los ecosistemas que le rodean, sino también el valor patrimonial del tejido industrial: esclusas, canales... LA LÓGICA CONSTRUCTIVA, LA SOLUCIÓN TÉCNICA ADOPTADA: EL ECOTO. Dentro de todas las posibilidades se opta por un pasillo. Los pasillos son infraestructuras de bajo impacto ambiental. Un pasillo, por propia definición, es un elemento inundable, por lo que son artefactos que se incorporan de forma natural a las dinámicas propias del río. El proyecto plantea una serie de plataformas de hormigón que evoca a los antiguos pasos del río donde uno podía pasar de un lecho al otro saltando de piedra en piedra. La geometría responde a las necesidades propias de actuar en el ámbito fluvial; no existe formalismo sino una respuesta eficiente a las demandas hidráulicas y funcionales del paso. Unos muros de hormigón de 25cm de grosor, perpendiculares al caudal del río y separados 2,25m, garantizan la capacidad hidráulica por el caudal medio diario. Por encima, y en voladizo, las plataformas de hormigón de 1,5m x 3,95m y solo 10cm de canto minimizan el impacto sobre el caudal. Las plataformas no se tocan entre ellas y de esta forma la estructura queda abierta mejorando el comportamiento hidráulico del pasillo en los episodios de grandes venidas de agua. Entre plataforma y plataforma, las religas metálicas, además de dotar al pasillo de la accesibilidad necesaria incluso para vehículos de servicio, ayudan al mantenimiento ya que son desmontables. Al pasar de un cauce a otro el peatón se encuentra fuera del ámbito de confort del ecosistema urbano y, desprotegido, toma conciencia de la fuerza del río. El ruido del agua frotando los muros, la humedad, el cambio de temperatura... Todo ello hace que quede inmerso en el ecosistema fluvial. Con el paso de los años, el pasillo irá evolucionando: cambiará el color del hormigón en función de los niveles del agua, los muros lucirán cicatrices de piedras y troncos provocadas por los episodios de diversas venidas de agua, el entramado metálico oscurecerá por la radiación solar... De este modo, el pasillo se irá transformando, al igual que los márgenes de la cauce, en un ecotono: una zona de transición entre dos ecosistemas, el urbano y el fluvial.2021