Al formular el encargo de distribuir, terminar y amueblar una planta del edificio del Colegio de Arquitectos, ésta se encontraba prácticamente terminada de estructura, ventanas y cerramientos exteriores, revestimiento de antepechos, pavimento, cielo-raso e instalaciones de aire acondicionado y electricidad. Las dependencias a situar en ella eran las correspondientes a la sección del visado de planos y administración, sección básica y fundamental en el funcionamiento del Colegio, porque en ella se realiza la labor de inspección y conformación de proyectos, que constituye propiamente la actividad de la institución.
En los Concursos de Anteproyectos del edificio el programa establecido para estas secciones era el siguiente:
Visado: Sala de espera y presentación de trabajos, despacho de Vocal de Turno, despacho del arquitecto Jefe del Visado, oficina, archivo y ficheros.
Administración: Despachos del Tesorero y del Contador, Caja, oficina de contabilidad, entrega de trabajos.
Desde las fechas de convocatoria del Concurso, hasta el del encargo que comentamos, las necesidades de estas secciones ya se vieron extraordinariamente multiplicadas, sobre todo en lo que afecta a capacidad de las oficinas y al número de arquitectos encargados del visado.
A partir de los primeros croquis se pudo comprobar que el espacio de que se disponía era muy insuficiente y que para desarrollarlo eficazmente -como correspondía a la importancia de la sección- hacía falta ocupar otra planta. Se realizaron diversas consultas con la Junta de Obras y se acordó limitarse a la planta disponible y, en cambio, suprimir de la sección la Sala de espera, el despacho del Vocal de Turno y el del Contador y ampliar en lo posible el vestíbulo general con la eventual utilización del rellano de la escalera. Se sugirió asimismo la posibilidad de utilizar el Club como ampliación de la zona de espera de la sección de visado, aunque se vio ya el inconveniente de su falta de proximidad, inconveniente que, por otra parte, en aquel estado avanzado de la construcción, no se podía ya afrontar válidamente.
De acuerdo con el programa, se establecieron dos unidades en cierta manera independientes: visado y administración. La primera se estructuró siguiendo el orden riguroso de la marcha de los papeles: mostrador de presentación de documentos-registro de entrada-personal auxiliar de visado-archivo y ficheros metálicos-arquitectos que realizan el visado de planos-caja-mostrador de entrega de documentos. En medio de esta unidad se sitúa el despacho aislado del arquitecto jefe, que es el único que tiene acceso directo desde el vestíbulo para facilitar las consultas personales. En este sentido, y de acuerdo con un criterio general de organización del trabajo de esta sección, se procuró evitar el contacto directo del público con los arquitectos que realizan personalmente el visado. La otra unidad la constituye la oficina general de administración, comunicada con el despacho del tesorero, otra de les dos únicas piezas que tienen acceso directo desde el vestíbulo. Ambas unidades se separan con el pasillo de entrada del personal, que es, asimismo, la zona por la que el vestíbulo se comunica con el exterior, es decir con las vistas hacia las torres romanas y la fachada neogótica de la Catedral.
Dada la exigüidad del espacio disponible se pensó, como hemos dicho, en ampliar el vestíbulo con el rellano de escalera. Esta solución que permitía adaptar un espacio para zona de revisión y preparación de documentos por parte de los colegiados, implicaba, en cambio, la imposibilidad de aislar totalmente el conjunto de oficinas -durante las horas que no fueran de atención al público- de las circulaciones verticales que desembocar en aquel rellano, la escalera y los ascensores. la Junta de Obras indicó los inconvenientes que ello comportaba y la necesidad de establecer un cerramiento efectivo. Con este criterio, se llegó a una solución intermedia, consistente en invadir el rellano solamente con aquellos elementos que fueran macizos y que comportaran, por tanto, un cerramiento fijo y separar la zona libre con una simple mampara de cristal sin montantes ni travesaños y una puerta "Securit” que por lo menos uniera visualmente los dos espacios ya que no podían serlo materialmente. El amueblamiento se dispuso de manera que facilitara esa sensación y que, al mismo tiempo, permitiera en lo posible alguna utilización efectiva del rellano. Por esto se situaron dos bancos iguales, uno a cada lado de la mencionada mampara de cristal.