'Les Cotxeres' constituyeron quizás la demostración más contundente del convencimiento de Coderch de que un urbanismo de calidad debía tener su origen en un concepto arquitectónico también de alta calidad. Estas dos escaleras se unen en un modo particularmente convincente en el retroceso dentado de la planta de 'Les Cotxeres'; en primer lugar, en el bloque resultante en planta y en sección, y, en segundo, en términos del microespacio modulado del interior de cada vivienda. Antifrontales por definición, 'Les Cotxeres' se reafirman como un nuevo paradigma urbano que es capaz de intervenir entre el ideal suburbano de clase media de casas aisladas con jardín y la forma urbana tradicional de una terraza continua que define la calle. En este caso, la calle se sustenta sutilmente por un zócalo que completa el bloque situado un metro sobre el nivel de la acera. Este zócalo, que contiene el aparcamiento subterráneo debajo, conforma el terreno de un jardín comunitario que abarca cada una de las unidades residenciales – unos bloques retranqueados de siete plantas de altura –, como si se tratara de la espina dorsal del conjunto. De alguna manera, 'Les Cotxeres' podrían parecer una adaptación de los boulevards à redans de Eugène Hénard de 1910, ya que, al tiempo que subvierte la calle corredora, el bloque retranqueado de Hénard todavía mantenía, sin embargo, la continuidad de la avenida.
Tres aspectos merecen nuestra atención a medida que nos movemos desde la configuración del bloque hasta la articulación espacial de las viviendas. Primero, el modo ergonómico por el que se despliega el espacio interior cuando uno pasa desde el vestíbulo de entrada a la secuencia de sala de estar/comedor y a la concatenación de habitaciones escalonadas que se abren en una secuencia dentada hacia la calle. Segundo, el hecho de que cada dormitorio tenga su propio balcón para cultivar plantas. Y tercero, y lo más crucial de todos desde el punto de vista de su accesibilidad social, es el revestimiento de toda la superficie con una obra de fábrica de ladrillo precisa. Todos estos atributos sirven de testimonio de la continua validez del bucólico enfoque de Coderch, en medio de todas las confusiones vanidosas y espectaculares que asisten a nuestro ámbito contemporáneo.
