El programa requería incluir una serie de actividades muy diversas en una manzana del Eixample, truncada por el cruce de la calle Ribes y por algunas construcciones existentes que no habían seguido el criterio de edificación en corona. El proyecto se propone rehacer totalmente los límites de la manzana y crear una topología propia. Se crea una plaza nueva junto a la calle Ribes, que sirve de acceso y lugar de referencia para todo el centro cívico. Desde esta plaza se accede al mercado, la biblioteca, la guardería y el centro cívico, que buscan su sitio por los espacios libres de la manzana, sin perder la conexión con la plaza. La residencia de estudiantes y la residencia geriátrica forman un cuerpo aparte, con acceso por la calle Sardenya, si bien se pliega sobre sí mismo para participar en el espacio generado por la plaza. El orden de la calle Ribes y la nueva plaza fijan un claro criterio para la ubicación de cada parte.
La manzana del Eixample situada entre las calles Sicília, Sardenya, Ali-Bei y Ausiàs March presenta una geometría irregular, resultado de su división en dos partes por la calle de Ribes. En la manzana hay un edificio lineal destinado a Centro Cívico, que ocupa el centro de esta, con un criterio ajeno al sistema de construcción en corona que determina la morfología del Eixample. La ordenación inicial preveía la implantación de otros equipamientos adyacentes a este inicial y de un edificio de planta baja más cinco plantas con fachada a la calle Sardenya, este sí, con los criterios comunes de construcción del Eixample Cerdà.
El programa de equipamientos previsto en torno al Centro Cívico era una biblioteca (que debía compartir servicios con el Centro Cívico), una Guardería, un Colegio de Enseñanza Primaria y un Mercado. Además, el edificio de planta baja más cinco plantas encarado en la calle Sardenya se dividía en dos, uno destinado a residencia de estudiantes, de gestión privada, y otro en Residencia Geriátrica construido por una Fundación privada y cedido posteriormente al Ayuntamiento.
De modo que el problema a solucionar sumaba una geometría de límite atípico con relación a la definida en el Eixample, en el interior había un edificio singular imposible de "digerir" si se aplicaban criterios de ordenación en corona, un límite (calle Sardenya) que sí respondía a estos criterios y un programa radicalmente heterogéneo en cuanto a las diferentes tipologías de edificación que generaba. Y una constatación inmediata a la hora de plantear la solución más evidente (construir el límite, como en todo el Eixample): los m2 edificables previstos en la ordenación inicial no daban ni mucho menos para extender a estos límites el tipo de edificación prevista con relación a la calle Sardenya.
La solución ha necesitado de un grado extremo de artificiosidades y violencia en la propuesta, para conseguir establecer relaciones comunes entre geometrías, tipos edificatorios y usos radicalmente heterogéneos. Fundamentalmente, el criterio de ordenación ha sido subordinar férreamente todas las edificaciones a su dependencia de la c/ Ribes (que se amplía en el tramo central para generar un espacio autónomo, estático, de plaza).
Esta voluntad nos ha llevado a "plastificar" la geometría de la Residencia Geriátrica para doblar y encarar a este espacio público, a vincular (y magnificar) todas las entradas en ese mismo espacio público y a trabajar con instrumentos de proyecto que solucionen las especificidad de cada uso y expresen su escala (tan diferente entre, por ejemplo, un mercado y una guardería) y al mismo tiempo determinen relaciones comunes de volumetría y materiales entre una agrupación de edificios tan diferente.
Es decir, en el primer caso, instrumentos de arquitectura casi domésticos; en el segundo, casi escultóricos.