La zona de desvanes de «La Pedrera» era, además de depósito de trastos inútiles, un verdadero nido de ratas cuando me encargaron estudiar una solución que permitiera incorporarla a la parte útil y rentable del edificio.
La estructura es sencilla y muy interesante. La azotea descansa directamente sobre arcos parabólicos de tabique distanciados unos 80cm cuyas claves vienen enlazadas por nervios de ladrillo que siguen directrices catenarias.
El planteamiento era Iógico: anillos de paso alrededor de los grandes patios centrales dan entrada a las diversas unidades, que en su interior aprovechan la altura de los ondulados techos mediante altillos formando "dúplex".
Idea rectora.
A partir del proyecto, el verdadero tablero de dibujo ha sido el mismo suelo de la planta, con un firme propósito de defender "la honradez arquitectónica tanto en la estructura como en los materiales", valorando tanto más una solución cuanto más sencilla fuera, incluso a costa de la perfección del acabado. A esta idea me he aferrado para huir del decorativismo y barroquismo que me han asaltado, como es lógico, en un ambiente exuberante de formas, desechando el empleo de materiales manufacturados en industrias que nuestro país no posee.
Materiales.
Todos ellos han sido materiales sencillos, incluso elementales. Ensayos con ladrillo vulgar crudo, refractarios de varias clases, cerámicos, piedras, pino gallego en algún revestimiento. En chapados de cocinillas y baños después de algún ensayo en vidriados he vuelto al azulejo, material de grandes posibilidades, que he tratado en grupos de 3 o 4 colores por pieza. Creo que el mayor éxito conseguido ha sido con materiales terrosos, parficularmente con los refractarios por su caliente y vibrante calidad.
Formas.
Trabajando en un medio orgánico sin otro pie forzado que la limpia estructura, libre de la cárcel de la retícula y del ángulo de 90 grados, lógica consecunecia de una normalización industrial o de la utilización de muros de carga, pero sin justificación en proyectos de estructuras abiertas que permiten concebir un mundo más libre y próximo a la naturaleza que no fue creada en cuadrícula, he llegado a la conclusión de que debemos sacar partido, incluso del estado de nuestra industria permitiéndonos ciertas libertades de proyecto que no serían aceptables en países más avanzados, para conseguir una arquitectura más humana y atractiva.
Ley de ordenación de planta.
Facilitar la vida con el mínimo esfuerzo y la máxima sensación de bienestar, buscando mínimas distancias en los desplazamientos y adaptando a estos trazados las Iíneas de cierre de los ambientes cuyos cerramientos quedan repetidas veces flotando en planta y alzado.
Estudiando las perspectivas desde los puntos fundamentales: dormir, comer y estar.
Normalización.
lmposible normalizar otra cosa que la idea fundamental, he podido crear un elemento "estándard" que regula las funciones entre la cocinilla y la zona de dormir, gran armario policromado que ha simplificado mucho el trabajo.
Color.
Como latinos de sangre roja y mar azul, no podemos ver la vida en blanco y negro; el color es nuestra cuarta dimensión en Arquitectura.
Ensayos de policromía contrastada, gamas de colores de un mismo orden y fondos neutros con partes policromadas. La clase de pintura empleada es la cola; a mi entender, es la que da mejor calidad.
Mobiliario.
Ha habido que inventar todos los muebles, por no encontrar nada decente en el mercado. Incluso inventar el sillón Saarinen, ya inventado.
Como experiencia, una silla de respaldo y asiento continuo y un grupo inspirado en el «puf» moro en un último apartamento que recoge las experiencias de todos los demás y en el que he intentado respetar al máximo la "Honradez Arquitectánica" en formas y materiales.
Conclusión.
Después de vivir "La Pedrera" diariamente durante más de un año, he conocido un Gaudí, verdadero maestro de nuestra más valiente arquitectura funcional.
"La Pedrera" empezó el año 1905, cuando Gaudí contaba 53 años, para los Sres. Milá, de Barcelona, terminándose en 1910. Es una de las obras más importantes, aparte del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, del genial arquitecto.