Gaudí trabajó en el proyecto durante diez años, y las obras no se iniciaron hasta 1908. Se trata de un auténtico laboratorio en plena naturaleza donde Gaudí alterna sus descubrimientos con las obras de la Pedrera, la Sagrada Familia y el parque Güell. La cripta consiste en una estructura de pilares inclinados de piedra basáltica, de fuste monolítico, preparados para soportar la iglesia que quería construirse encima. El techo está formado por un complejo sistema de finas catenarias de ladrillo que siguen una geometría muy irregular, guiada por numerosas alusiones al mundo animal y vegetal. En las primeras hiladas del sistema de los muros, más oscuras, siguen unas hiladas rojizas, y la iglesia debía continuar con tonos verdosos y finalmente azules, el mismo orden cromático del bosque que lo rodea. Gaudí trabajó con maquetas de catenarias para trazar las bóvedas que debían culminar el conjunto, si bien la cripta es el resultado del trabajo in situ con todo tipo de materiales encontrados y reciclados, como las rejas de las ventanas o los ladrillos de desecho. Gaudí acaba imprimiendo en todas las superficies numerosas simbologías religiosas y catalanistas, como las cuatro virtudes cardinales representadas en el mosaico situado sobre la puerta de entrada.
La cripta es una construcción difícil de describir en los términos del léxico tradicional de la arquitectura. Sin embargo, cabe destacar que es aquí donde Gaudí llevó a cabo las experiencias de los modelos tridimensionales a escala de los diagramas funiculares de las fuerzas, que utilizará en el tanteo de los techos de la Sagrada Familia. Esta experimentación la estudió mediante una maqueta hecha con cordeles, que materializaban los ejes de las columnas y de los arcos, y de los que colgaban unos saquitos de perdigones, cuyo peso era proporcional al empuje que debían soportar.
Para la construcción de la cripta, Gaudí utilizó un sistema constructivo de larga tradición en Cataluña, las bóvedas de ladrillo, desarrollando sus posibilidades hasta límites casi increíbles. Éste es el caso de las bóvedas del porche que precede a la cripta, hechas de ladrillo, con forma de paraboloides hiperbólicos que parecen suspendidas. Este porche sostiene una escalera que debía dar acceso a la iglesia, nunca construida.
Mosaico
Mosaico trabajado en cerámica vidriada y ladrillo cocido, de "trencadís". El mosaico del panel de encima la puerta de entrada es de un fuerte simbolismo: en el centro se encuentra el anagrama de María rodeado de motivos vegetales y flores y flanqueado por los símbolos de las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). En lo alto está la cruz en llamas y, en los ángulos externos, el alfa y el omega. Los símbolos de la cruz, el alfa y el omega se repiten en todas las ventanas laterales de la cripta (de forma ovoidal, remarcando un mosaico multicolor y cristales como rosetones reproduciendo la cruz estilizada en unas y con contraventanas como mariposas en las pequeñas) y en los paraboloides hiperbólicos, combinadas con las iniciales C.G, que son una constante en toda la colonia.
La cripta de la Colonia Güell es la única parte que llegó a construirse de una iglesia que debía presidir, en lo alto de una colina, la colonia textil que Eusebi Güell y Bacigalupi fundó a finales del siglo pasado en el Pla del Llobregat, a levante del pueblo de Santa Coloma de Cervelló. Sin embargo, es una de las obras más importantes de Gaudí y, quizá, del siglo XX.
Gaudí empezó a trabajar en 1898 en el proyecto, que lo ocupó muchos años porque en cierto modo venía a ser un laboratorio de la Sagrada Familia. Las obras no empezaron hasta 1908, y cuando se interrumpieron en 1915, sólo se había terminado la cripta.
El edificio corresponde a la cripta de la iglesia proyectada por Gaudí para la Colonia Güell, nunca terminada. El elemento que tiene mayor protagonismo en el exterior es el pórtico de entrada. Las columnas monolíticas o bien de piedras basálticas y escoria de hierro, como las paredes, se elevan para sostener un porche cuyas bóvedas, hechas de ladrillo, tienen forma de paraboloides hiperbólicos que parecen suspendidos. Este porche sostiene una escalera que debía dar acceso a la iglesia, nunca construida. Sobre la puerta de entrada hay un mosaico trabajado en cerámica vidriada y ladrillo cocido, de "trencadís". Es de un fuerte simbolismo: en el centro se encuentra el anagrama de María rodeado de motivos vegetales y flores y flanqueado por los símbolos de las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). En lo alto está la cruz en llamas y, en los ángulos externos, el alfa y el omega. Los símbolos de la cruz, el alfa y el omega se repiten en todas las ventanas laterales de la cripta (de forma ovoidal, remarcando un mosaico multicolor y cristales como rosetones reproduciendo la cruz estilizada en unas y con contraventanas como mariposas en las pequeñas) y en los paraboloides hiperbólicos, combinadas con las iniciales C.G, que son una constante en toda la colonia. En el interior, se alternan columnas monolíticas con otras de ladrillo o mixtas, enlazadas por arcos catenarios y arquitos (costillas) que sostienen la cubierta plana. A efectos de distribución del espacio, se trata de una nave única. La significación del templo viene dada, sin duda, por la participación de Gaudí, lo que le valió la inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Entre sus valores está el hecho de que el arquitecto ensayó varios elementos que posteriormente aplicó en otras de sus grandes obras, pero también lo es por méritos propios por la combinación de materiales y por la concepción del espacio. Paralelamente al trazo de Gaudí, existen varios elementos significativos que corresponden a otros autores. La iglesia ha tenido hasta cuatro altares mayores a lo largo de su historia. El actual es el tercero que se hizo, diseñado por Jujol, aunque reconfigurado (en el que podemos considerar el cuarto formato) para adaptarlo a las nuevas necesidades litúrgicas que emanaron del Concilio Vaticano II. El altar de la Sagrada Familia también fue diseñado por Jujol, y el altar de la Virgen de Montserrat es obra de Isidre Puig Boada.
Gaudí empezó a trabajar en 1898 en el proyecto, aunque las obras no empezaron hasta 1908. Se interrumpieron en 1915, cuando sólo había terminado la cripta, que fue consagrada ese mismo año. La muerte de Eusebi Güell en 1918 supuso el abandono definitivo del proyecto. El edificio fue asaltado el 25 de julio de 1936, quemando algunos de sus bancos y desguazando sus altares. Durante la guerra civil se convirtió en almacén de la Unió de Rabassaires y cuartel del Cuerpo de Tren de las tropas republicanas. En esa misma época se derribó la casita donde Gaudí tenía la maqueta polifunicular (que llevaba años abandonada), la que se consideró que ni tenía ningún valor ni el proyecto tendría continuidad, una vez muertos Eusebi Güell y el propio Gaudí. En 1939 fue restaurada, convirtiéndose en parroquia el 20 de julio de 1955 con la bendición del obispo de Barcelona Gregorio Modrego. Entre 1999 y 2002 la cripta fue restaurada de nuevo y se sustituyó la cubierta provisional que se hizo cuando Gaudí fue separado de las obras.
